Crónica Uno
El apagón parcial y temporal del 13 de junio se atribuye al descuido de las instalaciones. Casi la mitad de las labores de mantenimiento se dejaron de ejecutar en el entramado eléctrico, mientras crece la demanda de energía. El sistema opera además con 7897 MW menos y desperdicio de energía por el agua que se debe aliviar. “Es operado en su peor condición desde que se llevan estadísticas en un sistema interconectado”, señala José Aguilar, especialista en tema eléctrico.
Caracas. No fue cualquier apagón el que ocurrió el domingo 13 de junio en Venezuela. La nueva falla de electricidad que a partir de las 6:58 p. m. fue apagando ciudades de 17 entidades, de forma parcial y sucesiva durante varias horas puso al descubierto que la inestabilidad del sistema eléctrico se hace más crítica y avanza al son de las intermitencias.
“Ese día la luz se fue a las 6:58 p. m. y regresó siete horas después. El lunes se interrumpió tres veces durante seis horas, y la última vez se fue totalmente hasta la madrugada. No podíamos dormir pendientes de que los artefactos eléctricos no se nos quemaran”, relata Katherine Blanco, residente de un edificio en Caraballeda, en La Guaira. Y en sectores de Miranda, la gente todavía esperaba que se restituyera el servicio el viernes.
El Ministerio de Energía Eléctrica explicó un día después, con cierto marasmo, que “un evento afectó la carga suministrada por la Subestación Santa Teresa del Tuy”. Pero especialistas en el tema eléctrico revelaron otras causas. Mucha energía se ha perdido desde aquella campaña “Soy consciente, consumo eficiente”, en junio de 2013.
Del mantenimiento que requiere el sistema eléctrico, solo se ha ejecutado 57 % de los trabajos, señaló el ingeniero José Aguilar, consultor internacional en el tema de electricidad.
En el restante (43 %) se encuentra la vulnerabilidad que propicia los eventos, indicó el ingeniero. El entramado eléctrico que exige atención incluye subestaciones de transmisión y distribución, y plantas eléctricas, así como vías de acceso y corredores de líneas de transmisión. Y también el control de la vegetación para prevenir interrupciones de energía.
“Lo que ocasionó el apagón del 13 de junio fue descuido”, dijo. El día de la falla eléctrica, el despacho oficial informó por Twitter que los equipos de Corpoelec realizaban mantenimiento de la Línea San Gerónimo A (1400 KW). Un trabajo insuficiente, en opinión de Aguilar.
Explicó que el sistema de transmisión (líneas de 400KV) que llega desde el Guri hasta Guárico, entra a la Subestación San Gerónimo A y va por el parque nacional Guatopo a la Subestación Santa Teresa, en Miranda. Adyacente, llega otra línea de 765 KV por ese parque a la subestación OMZ. Este es el recorrido del sistema que permite enviar el grueso de energía a la región capital. Si el monte no interfiere.
“No se han limpiado esos corredores y por eso una falla eléctrica como esta puede a volver a ocurrir en cualquier trayecto. Si no le da mantenimiento al parque nacional Guatopo en los primeros meses del año y se descuida la vegetación que se mete en las torres de las líneas, el sistema eléctrico se vuelve inestable”, refirió.
Agregó que si tampoco se “respetan” las distancias entre líneas y subestaciones, este tipo de eventos “puede desencadenar una desconexión de 25 % de la carga, aproximadamente, que se podía manejar en el país a esa hora. En vez de prevenir, se actúa reactivamente”. A pesar de que los trabajadores eléctricos hacen lo que pueden.
Frente a esto, la demanda crece ante la aparición de altas temperaturas y lluvias recientes. Y se acentúa la escasa generación térmica que sirve de auxiliar a la hidroeléctrica del Guri, la principal fuente de energía del país. “La generación térmica de Caracas sigue en el orden de 500 MW de los más de 4000 que están instalados. Y hay una demanda que está llegando a 2700 MW por algunas horas. La diferencia entre ambos se tiene que suplir con el Guri. El límite no debe pasar más de 1200 MW, a través de las dos líneas de 400 y 765, debido a que se corre el riesgo de la inestabilidad”.
Es lo que que ocurrió en el primer apagón del año en 10 estados, en mayo pasado.
Al sistema eléctrico le falta potencia
A la falta de atención y de destreza de quienes operan el sistema, se une el déficit de megavatios que potencian el engranaje eléctrico. Venezuela tiene 36.710 MW instalados. Sin embargo, perdió 7987 MW en los últimos años, puntualiza un estudio sobre el estado de los megavatios en Venezuela.
La investigación determinó que los 7987 MW “están abandonados o dejados incompletos y en variados estados de desorden”. Frente a esto, 20.149 están prometidos, 12.158 completados, “e irónicamente, 2023 MW compuestos por 76 turbinas de gas están almacenados en depósitos o dispersos a la intemperie, la mayoría de ellos guardados en el país”.
El estudio fue realizado por Aguilar junto con el equipo técnico de asesores para la recuperación del sistema eléctrico, que se encuentra en los Estados Unidos.
“Hay abandonos, algunos equipos se compraron, se guardaron, según la investigación. Entre esos estarían los 2350 MW de Tocoma, una obra abandonada que no se concluyó, y eso dejaría sin energía a Guayana; o si atravesáramos una hidrología desfavorable esa planta ayudaría a que el embalse de Guri durara mucho más”, precisó Aguilar.
Recuperar los 7987 MW requerirá nuevos financiamientos en deuda externa que calcula en unos 4000 millones de dólares.
Y por si fuera poco, mientras hay gente sin luz, también hay un desperdicio preocupante de energía eléctrica.
“La energía se está lanzando al desperdicio. No hay nada consciente ni eficiente en un país que tiene 235 gigavatios hora/día de requerimiento, pero que por otro lado se botan 328 gigavatios a diario. Y a veces es mayor la cantidad. No hemos sabido manejar la hidrología favorable en Caroní. Llevamos 62 meses continuos, es la racha más favorable desde 1950”, dijo.
Las operaciones del embalse deben situarse entre el límite mínimo de 240 msnm y el máximo de 271 msnm sin tener que aliviar, y maximizar el uso del agua, en consecuencia: “Están botando más agua para hacerle espacio a la de la lluvia que debe entrar; han dejado llenar el embalse por la falta de receptores de energía y las limitación hacia el centro”.
Aguilar alertó sobre los riesgos de inundaciones que puede suponer este alivio si simultáneamente ocurre una crecida del río Orinoco, como en 2017. “Corremos el riesgo de inundaciones en las ciudades de San Félix, Puerto Ordaz y las riberas de los estados adyacentes del Orinoco al Atlántico”.
El ingeniero es uno de los pocos especialistas que maneja información aproximada del tema eléctrico, mientras el ministerio mantiene restringida la información sobre todo el sistema nacional. “El 15 de junio se cumplieron 3862 días consecutivos en los que, por decisión del Ejecutivo, los venezolanos no tienen acceso a la información, a pesar de su derecho a saber lo que está ocurriendo”. El último informe oficial rutinario mensual se presentó a la ciudadanía hace 128 meses. “Y es inaceptable”.
Ante eso, no descarta que otro apagón vuelva a ocurrir en el territorio nacional. “Si las temperaturas siguen apretando aumentará la demanda, y si no se raciona la electricidad habrá más riesgo, más apagones de amplio espectro. ¿Qué podríamos hacer? Racionar más. Si lo hiciéramos reduciría los riesgos”.
La magnitud de estos eventos de electricidad dependerá de las decisiones que adopte el Gobierno. “Mientras más avance el deterioro y las malas praxis, la vulnerabilidad será más creciente. En este momento, el sistema es operado en su peor condición desde que llevamos estadísticas en un sistema interconectado. Solo con suerte no ocurrirá”.