La situación actual del sistema eléctrico venezolano no obedece a la sequía ni al sabotaje ni a las múltiples excusas y transferencia de responsabilidades que se han venido exponiendo en los últimos 15 años. En ese período, la degradación del servicio eléctrico es responsabilidad exclusiva de quienes han tenido en sus manos la dirección y gerencia de este sector que es indispensable para la economía de la nación y para la vida cotidiana de sus habitantes.
El Sistema Interconectado Nacional descansa en los desarrollos hidroeléctricos del rio Caroní, visualizados ya desde los primeros años 50 del siglo pasado. Las líneas de transmisión a muy altos voltajes nutren desde el Caroní las regiones del Norte Costero y Centro Occidente del país. La relación interactiva en el tiempo entre la hidro-Caroní y las termoeléctricas del norte costero se diseñó y construyó gracias a una extraordinaria escuela de planificación eléctrica. Durante la segunda mitad del siglo XX el Sistema Interconectado Nacional fue piedra angular en el desarrollo de las industrias del petróleo-gas y de las empresas del hierro, del acero y del aluminio situadas en Guayana, al igual que del creciente sector industrial, el comercial y de la calidad de vida de la población.
Excusas van y excusas vienen pero la realidad es….
Los venezolanos tenemos más de 15 años oyendo promesas y excusas. Pero aun cuando al sector se le han asignado grandes recursos económicos, estimados en más de 90 mil millones de dólares durante los primeros quince (15) años del siglo XXI, el deterioro ha sido indetenible. La agonía del Sistema Interconectado Nacional ya es visible en Los Andes y en el Centro Occidente del país lo que se traduce en racionamiento, fallas de voltaje y extensos apagones.
Los voceros del sector y del gobierno ponen como excusa que la crisis andina es por la sequía pero esto es falso. Y, aunque fuese cierto, la realidad es que se sobreexplotaron los embalses del sistema Uribante-Caparo por la inoperatividad del sistema térmico de la región que tiene hoy sólo una máquina operativa en San Agatón. Esta región debería tener disponibles al menos 300 MW de las plantas térmicas instaladas y una unidad de 250 MW en La Vueltosa.
Para operar correctamente las centrales hidroeléctricas, se deben hacer estudios de Planificación Operativa, que simulen la demanda atendida por la generación hidro y la generación térmica, hacer la combinación óptima económica, minimizando los riesgos de racionamiento, para diferentes hidrologías tanto de veranos como de invierno. De esas simulaciones se derivan los niveles de generación hidro- térmica y de importación para cada hora, durante los 365 días del año. Al seguir el modelo NUNCA se dejan secar los embalses, que es lo que ocurre en la actualidad.
Lo propuesto para el Zulia no deja de ser un pañito caliente que será muy poco útil para mejorar el servicio. Sí realmente se tiene la intención de levantar el sistema tienen que hacer urgentemente mantenimiento a los cruces aéreos, poner en servicio el máximo de los más de 1000 MW del ciclo combinado en las Termozulia y los 480 MW de las 3 unidades a vapor de Ramón Laguna y al menos recuperar uno de los cruces sublacustres.
¿Con agonía se reactiva la economía?
Otro de los grandes temas del que se vanaglorian quienes están en la conducción del país, es el de la supuesta reactivación económica desconociendo que sin electricidad no hay desarrollo económico. La demanda de electricidad es inequívoca, a mayor crecimiento del sector petrolero, industrial y comercial mayor es el consumo eléctrico y esto no está ocurriendo porque el país está transitando por la peor de las crisis en este sector.
A comienzos de siglo la demanda se repartía en un 80% para industria y comercio y 20% para el sector residencial. Hoy esto se ha invertido y la de los hogares ocupa el 80% del consumo.
Con una demanda eléctrica actual servida que equivale a la del año 1995 si realmente se tiene la intención de levantar económicamente al país, lo primero hay que recuperar es el sector eléctrico y para recuperarlo, primero tiene que haber un cambio en el modelo de gobierno de la Nación.
A comienzos del siglo XXI, a partir del 2005, ya los planificadores avizoraban y advirtieron la necesidad de evitar el deterioro del servicio, que podía contenerse porque el país tenía abundantes recursos financieros, muy buenos expertos en termo e hidroelectricidad, trabajadores formados para prevenir y hacer mantenimiento y planes a mediano plazo para contenerla. Nada de esto se hizo, por el contrario se tomaron decisiones erradas en la organización del sector y en la designación de los responsables de su conducción. Esto permite concluir en que llevar el sector a la agonía que hoy vive y que arrastra al país como un todo fue intencional y que solo fue útil a quienes se enriquecieron a su costa.
¿Por qué se desató la crisis?
Para la formación de CORPOELEC nunca se realizó un estudio. Los responsables del sector energía del momento metieron en un solo saco a todas las empresas, públicas y privadas que operaban para el momento y en donde se acumulaban más de 100 años de experiencia, se designaron a dedo conductores del sector que no estaban calificados para ello ni en la materia ni en gerencia, muchos de ellos militares, se desprofesionalizó la organización, se borraron de un plumazo los planes de expansión y mejora, se contrataron empresas que no tenían experiencia, se adquirieron, con sobreprecio, equipos que no eran adecuados a las necesidades de las plantas, que eran usados o chatarra, se dejó de hacer mantenimiento preventivo y el correctivo sólo se hizo ante una necesidad que no se podía ignorar.
El Sistema Eléctrico Nacional tiene 17000 MW hidroeléctricos y 19000 MW térmicos instalados, de estos están disponibles 8000 hidro y 2000 MW térmicos. La demanda actual es de unos 11500 MW y solo se pueden atender 10.000 MW. La demanda máxima histórica se registró en el 2013 con 18.600 MW. La demanda de las Industrias Básicas de Guayana paso de 3000 a casi 0 MW.
Con la emergencia eléctrica decretada en el 2010, se instalaron 12000 MW térmicos, sin licitación y se los asignaron a empresas que no tenían ninguna experiencia y el resultado es que la gran mayoría de las plantas están fuera de servicio. La otra limitación son los combustibles. Con la crisis petrolera las empresas no tienen gas ni diesel para operar.
En la actualidad el sistema eléctrico depende del Caroní en Guayana desde donde se transmite a grandes voltajes a todo el país. Pero el Sistema Eléctrico Nacional no se planificó así. Su diseño y funcionamiento, hasta comienzos del siglo XXI, contemplaba que la hidroelectricidad y la termoelectricidad eran complementarias, de esa forma se garantizaba la oferta permanente de electricidad. Hoy esas plantas en su gran mayoría no generan ni un kilovatio por mal manejo, por falta de mantenimiento o porque no tienen combustible. Y a pesar de que la demanda es hoy casi exclusivamente residencial, no hay oferta de energía para satisfacerla.
Por lo expuesto se puede concluir en que si no hay un cambio en el modelo de gobierno del país, que designen conductores del sector que conozcan la materia y que sean éticamente intachables, se revise a profundidad la organización de CORPOELEC para hacerla eficiente, se reprofesionalice la empresa, se recupere (de lo recuperable) el sistema térmico, se elaboren y ejecuten los planes de mantenimiento y reconstrucción de los sistemas de transmisión, subtransmisión y distribución para comenzar, es inútil cuánto se asigne o cuántas excusas inventen. Los planes existen, se ha propuesto y escrito mucho sobre ello, lo que no existe es la voluntad ni la capacidad para hacerlo.
Y mientras tanta la agonía continua y se hace cada día más grave.