El Pitazo
El comerciante Nicolás Ortega teme que ocurra un nuevo apagón general en Venezuela como el registrado el 7 de marzo de 2019, cuando estuvo cinco días sin electricidad y el país se paralizó. “Le pido a Dios que eso no se vuelva a repetir”, asegura
Nataly Angulo
Nicolás Ortega estaba en su negocio a las 4.50 de la tarde del 7 de marzo de 2019 cuando Venezuela se apagó. Entonces, pensaba que se trataban de los habituales racionamientos del servicio eléctrico que a diario padecían los habitantes del estado Zulia.
Horas después supo que no era un simple corte eléctrico, sino que el país entero se quedó a oscuras; que la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar, conocida como Guri y donde se produce la mayor parte de la energía que demanda el país, falló.
“Eso es un trauma que vivimos en Venezuela. Es un trauma. Le pido a Dios que eso no se vuelva a repetir”, asegura Ortega, de 64 años, desde su puesto de verduras en el Mercado Periférico de La Limpia, al oeste de Maracaibo.
El comerciante no olvida que fueron cinco días, unas 120 horas continuas, que estuvo sin electricidad; que los niños de su barrio lloraron por el calor y por el hambre, porque sus padres no tenían comida ni dinero para comprarla; que durmieron a la intemperie y que al tercer día se generó un caos en Maracaibo que dejó decenas de comercios saqueados.
“Esos días a nadie le interesaba la vida de nadie. Hubo gente asfixiada en los galpones saqueados. Yo fui a buscar a mi hijo que estaba metido en eso y ví el caos. Es algo inolvidable”, relató.
Al igual que Ortega, Ligia González, una comerciante de 65 años, todavía siente temor de que se repita un apagón prolongado como el del 7 de marzo, el cual no dudó en calificar como “horrible” y “terrorífico”.
González fue una de las miles de personas a las que se les dañó la comida que tenían refrigerada. Recordó que el país estaba paralizado, que no había servicio de agua potable y que las telecomunicaciones no funcionaron.
“Es un trauma. Cuando veo que hay un bajoncito, me pregunto: será que se va a ir otra vez, Dios mío que irá a pasar. Son traumas que le quedan a uno”, admitió la mujer desde su negocio de venta de alimentos para animales.
“Uno siente que esto es una bomba de tiempo, no se sabe cuándo va a suceder otro apagón, porque uno no ve soluciones para nada”, agregó.
González pagó esta semana la cuota única de 1.000 bolívares que impuso Corpoelec a los usuarios zulianos para ponerse al día con la tarifa del servicio eléctrico. Lo hizo con la idea de que si paga, mejorará el servicio eléctrico; aunque percibe lo contrario. “Ahora que estamos pagando, volvieron los apagones, los bajones y el miedo”.
Aumentan las fallas
El ingeniero José Aguilar, especialista en sistemas de generación eléctrica, aseguró que el sistema eléctrico venezolano continúa sin mostrar signos de mejoría a cuatro años del apagón del 7 de marzo de 2019.
Según información que maneja el especialista, la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) registra dificultades en el suministro de combustible para la generación de energía térmica y la red de transmisión está en una condición disfuncional por la falta de mantenimiento.
“Decidieron sobre explotarla sin el mantenimiento debido, induciendo su socavación, para luego dar paso a una operación inestable e intermitente del sistema eléctrico”, dijo en entrevista con El Pitazo.
Fuentes de Corpoelec informaron que las fallas que se generan en el Sistema Eléctrico Venezolano ocurren principalmente en la red de transmisión de la energía, y la mayoría en las líneas de alta tensión.
Las autoridades de Corpoelec hacen esfuerzos en los últimos cuatro años por aumentar la generación eléctrica con la reparación de centrales termoeléctricas y la instalación de plantas de paneles solares, pero han sido insuficientes para disminuir la dependencia que tiene el país de la energía que se produce en las Centrales Hidroeléctricas de Guayana, en el estado Bolívar.
De volver a ocurrir una parada en las centrales del Bajo Caroní, Venezuela quedaría a oscuras porque cerca del 75 por ciento de la energía que demanda el país proviene de las represas de Guri, Caruachi y Macagua. Las mismas que hace cuatro años se pararon por el colapso del banco de autotransformadores de la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar -según fuentes de la estatal eléctrica- y no por un sabotaje de los Estados Unidos como denunció el gobierno de Nicolás Maduro.
Para el ingeniero Aguilar, se debe salir de los responsables de la crisis eléctrica para no seguir “condenados a la miseria energética”.