Apure | Comunidad de El Nula sufre apagones de hasta 22 horas

Apagones y fallas eléctricas son constantes en Venezuela | Foto: EFE

El Pitazo

 

La familia Sánchez Moreno, del barrio Las Palmas, en la población de El Nula, estado Apure, expresa que se siente de manos atadas ante los apagones diarios de 22 horas y las nuevas medidas en materia sanitaria impuestas por Maduro tras la propagación del COVID-19

María Eugenia Díaz


Apure.- Pérdidas económicas, cansancio a causa del calor y pocas posibilidades de desarrollo  reportaron las familias del Alto Apure el pasado sábado 25 de abril, a consecuencia de los constantes apagones diarios y la cuarentena social obligatoria decretada por el gobierno de Nicolás Maduro en todo el país.

La familia Sánchez Moreno, integrada por siete personas y residenciada en el barrio Las Palmas, en la población de El Nula del estado Apure, manifiesta que esta nueva realidad ha cambiado su vida de manera exponencial.

Yajaira Moreno, madre de familia y profesora jubilada de educación inicial desde hace un año, detalla para el equipo de prensa de El Pitazo, el sábado 25 de abril, que debido a esta nueva forma de vida, impuesta por la propagación del COVID-19 y los cortes eléctricos, se ha visto afectado el desarrollo social de los siete integrantes de esta familia: madre, padre, dos hijas, dos nietos y un yerno.

Los hombres perdieron su trabajo

Moreno, a sus 46 años, expresa que su familia logra hacer las tres comidas al día gracias a los aportes de su hija, quien posee un puesto de comida rápida. Sin embargo, revela que es complicado enfrentar esta difícil situación, debido a que la cuarentena y las fallas de luz eléctrica los mantienen de manos atadas ante las pocas alternativas de crecimiento existentes en esta zona fronteriza.

La también profesora jubilada cuenta que su esposo no ha podido asistir a trabajar desde carnavales por la falta de liquidez monetaria para trasladarse desde el estado Apure hasta el estado Barinas, donde labora con la directiva del equipo de fútbol Zamora FC y, en ocasiones vendía mercancía para ganar un dinero extra.

Moreno vive con su esposo, Reinaldo Sánchez, en una casa espaciosa que comparte con dos de sus hijas, la mayor, de 29 años, Katiuska Sánchez, y otra de 26 años, llamada Evelyn Sánchez.

Las fallas eléctricas afectan 

La hija menor de Moreno, Evelyn Sánchez, antes de la cuarentena era dueña de una papelería, pero debido a los cambios impuestos para evitar el contagio del COVID-19, se vio obligada a cerrar el negocio por no percibir los ingresos idóneos.

Katiuska Sánchez, la hija mayor, poseía un local de venta de comida rápida. Luego de las medidas de confinamiento, ahora opera desde su casa y ofrece servicio de comida a domicilio. En varias ocasiones, sin embargo, la comida se ha dañado por la falta de refrigeración que resulta de los constantes apagones.

Lamentablemente, en la actualidad los hombres de la casa, Reinaldo Sánchez y Félix Serrano, dejaron de trabajar como comerciantes y albañiles, por la contingencia.

“Muy fuerte la situación para todos en casa, porque hay poca entrada de dinero y mi sueldo no alcanza. El calor es terrible, los niños se desesperan y piden la luz a gritos. Cuando llega la electricidad, los pequeños hacen fiestas. Me da tristeza ver esa escena, porque han tenido que pasar por muchas cosas. Y ahora, con la cuarentena, me piden salir al parque y no se puede”, comentó.

Los Sánchez Moreno reconocen que sobreviven ante la crisis, pero aspiran a algo mejor y confían en que pronto Venezuela prosperará.