CORREO DEL CARONÍ
Los comerciantes se quejan porque, a pesar de que los apagones se suceden, los equipos se dañan y no pueden facturar, igual deben pagar los recibos por el servicio todos los meses.
Los siguientes 10 minutos después de las 3:00 de la tarde de este lunes, fueron de silencio en toda Alta Vista, Puerto Ordaz. Luego de eso, el runrún incómodo de los comentarios altisonantes de todo el que se encontraba en el área sólo pudo expresar malestar ante la falla eléctrica que dejó sin el servicio al centro de la ciudad por más de ocho horas.
Las calles colapsaron. El denso tráfico que ya se ha vuelto costumbre en esta parte de la urbe, estalló ante la carencia de semáforos. Las paradas acumularon a decenas de personas que recorrían Alta Vista en las compras decembrinas, pero que ante el apagón decidieron retirarse.
Algunas tiendas de venta de ropa y accesorios continuaron con el servicio realizando la facturación manualmente, trámite que retrasó en gran medida la atención el público. Otras, luego de esperar con esperanza la solución de la falla, se resignaron a cerrar antes de la hora estipulada. El servicio eléctrico se restableció después de las 11:00 de la noche.
Sin resignación
Durante ese tiempo, Pedro Arias no perdió la calma, tampoco ninguno de los trabajadores a su cargo en ¿Dónde Coffee?, local ubicado en el Centro Comercial Naraya.
Las continúas fallas eléctricas son comunes y, aunque no es la solución, han aprendido a sobrellevarlas. Pese a ello, no termina de resignarse a que Ciudad Guayana, la urbe generadora de electricidad, esté sometida a continuas bajas del servicio.
“Yo llegué el lunes temprano de Maturín. Ahí todos los días llueve, no como aquí: allá llueve duro. Y en los días que estuve por allá no se fue la luz ni una vez. ¿Cómo es posible que aquí se vaya a cada rato?”, lamenta Arias, quien conoce de las explicaciones de las autoridades gracias a las notas de prensa, pues los trabajadores de Corpoelec nunca les han dado la cara a ninguno de los comerciantes.
“Y somos los más afectados”, comenta Arias quien, sólo por concepto de consumo, arrojó bajas por encima de los 4 mil bolívares en la tarde del lunes.
Aun así, las mayores pérdidas las representaron los equipos que, ante las inesperadas fallas, suelen averiarse. El más económico de los aparatos en el local está por el orden de los 10 mil bolívares.
Falta de mantenimiento
En las últimas horas de la tarde del lunes, Corpoelec emitió un comunicado oficial en el que explicó las fallas que se extendieron por toda Ciudad Guayana. Tanto sectores de San Félix como de Puerto Ordaz quedaron sin el suministro eléctrico.
La corporación alegó que las fuertes lluvias generaron el colapso del sistema, que sólo pudo ser reparado al sacar de funcionamiento diversos circuitos de las subestaciones Los Olivos, Chirica, Vista al Sol y Puerto Ordaz.
Las cuadrillas de la institución estuvieron recorriendo hasta las últimas horas de la noche las calles para solventar la situación, aseguró Corpoelec en la nota de prensa.
Aunque ayer Arias leyó la nota en varios periódicos, no cree que esa sea la razón principal. “Es algo simple: fue por falta de mantenimiento”, asevera el hombre, quien no es el único que mantiene esa opinión.
Para Juan Carlos Sánchez esa tesis es correcta. La falta de inversión en mantenimiento y mejoras tecnológicas por parte del Estado es la razón principal de las deficiencias eléctricas, que han representado el principal obstáculo para la evolución de su negocio.
Su local, Carnicería Alta Vista, se encarga del comercio de un producto que, por su naturaleza, necesita de equipos que dependen de la electricidad. Por esta razón, la tarde del lunes fue una de las de mayor malestar para Sánchez.
Para mantener las carnes frescas por las ocho horas que duró el apagón, tuvo que realizar peripecias. Pese a ello, las pérdidas fueron inevitables. “Siempre hay carne que se suda mucho y ya no la puedes ofertar, y lo peor son los equipos que se dañan”, cuenta.
Estar sin el suministro le costó más de 11 mil bolívares en ventas. Esta es la fecha en la que la demanda se eleva, y dejar de trabajar una tarde de inicio de semana es perder.
“Y no hay a dónde acudir. Contrario a (Ciudad) Bolívar, en Puerto Ordaz el gremio, la Cámara de Comercio y esas Cámaras, no hacen mucho”, destaca el comerciante que, pese a las bajas por concepto de venta, avería de equipos y perdida de producto, igual debe cancelar a final de mes los impuestos respectivos, pagar las facturas de los servicios, incluyendo la electricidad, y cancelar el sueldo de sus trabajadores.