Cortes y apagones complican el día a día de los anzoatiguenses

EL NACIONAL

Pequeños comerciantes temen por la pérdida de sus productos, y empresas e instituciones ven mermada su capacidad de producción. Son algunos de los problemas que genera la falta de electricidad

El tránsito colapsa cuando los semáforos dejan de funcionar en cada corte programado o apagón

Sean cortes programados o apagones, la falta de energía eléctrica se ha vuelto una constante en la vida de los anzoatiguenses, que más allá de pasar calor o permanecer en colas ante la falta de funcionamiento de semáforos, contabilizan pérdidas en horas de trabajo, daños a equipos e, incluso, cambios en su planificación diaria. Al final, la situación genera perjuicios económicos y situaciones de estrés.

Janethzy Loaiza tiene una pequeña venta de dulces en Barcelona, dice que pasa «unos sustos tremendos» cada vez que se va la luz, porque hay tortas delicadas que necesitan refrigeración. «Una vez tuvimos un apagón de siete horas. En una situación así, a las dos horas tengo que meter como puedo todo en una cava, agarrar un taxi y llevarme las cosas para casa de mi mamá o de cualquier amiga porque, si no, pierdo todo y nadie me paga por eso», agrega.

Luis Campos y Daniela Zerpa forman una joven pareja. Él es contador de una empresa importadora en Puerto La Cruz y ella es asistente administrativo en una clínica de Lechería. Su día a día está planificado para llevar a su pequeña hija de 5 años de edad a la escuela y llegar a tiempo al trabajo, pero todo se trastoca cuando hay problemas en el suministro eléctrico.

«Cuando anuncian que van a suspender el servicio se nos complican las cosas porque ese día no hay clases y tenemos que ver dónde dejamos a la niña. Pero lo peor es cuando hay un apagón prolongado, porque mi esposo o yo tenemos que pedir permiso en el trabajo para ir a buscarla y dejarla con mi mamá o mi suegra. Cuando ellas no pueden la tengo que tener en el trabajo hasta que termino mi jornada», cuenta Zerpa.

Esta situación la viven decenas de padres que, al igual que la familia Campos Zerpa, tienen que resolver sobre la marcha los problemas que generan los apagones.

«A la gente de Corpoelec o del Gobierno no le importan estas cosas; le parecerán tonterías, pero a nosotros nos afectan mucho, nos complican diariamente», agrega Campos.

En lo laboral. Ysbelsy Hernández, directora del portal informativo noticiasdeaqui.net cuyas oficinas están ubicadas en Lechería indicó que las fallas generan una importante pérdida de tiempo.

«Cuando los cortes son anunciados nos organizamos para trabajar desde otro lugar. El problema es cuando se presentan los apagones porque no sabemos cuándo serán ni cuánto tiempo tardarán en reponer el servicio», destaca la empresaria.

Felipe Mujica, director general de la Alcaldía de Urbaneja, asegura: «El problema de la electricidad es el que más sufrimos los anzoatiguenses y la alcaldía no está exenta de padecerlo».

El funcionario indica que la situación es tan caótica que muchas veces anuncian cortes programados pero no los ejecutan.

«Por ello, aunque Corpoelec anuncie la suspensión, igualmente mantenemos la normalidad de la jornada laboral. Las fluctuaciones en la energía han generado daños patrimoniales, pues no hay protector que resista las subidas de energía y los equipos se dañan», relata.

En la municipalidad pasan de los sistemas digitales a los manuales en caso de apagones y trabajan hasta que el calor dentro de las instalaciones lo permite. «Ante las pocas expectativas de que haya una solución inmediata, nos vemos obligados a incluir en nuestro presupuesto la compra de plantas para surtir los puntos más álgidos frente a una contingencia», informa.

Otro caso es el de Carmen Rodríguez, que tiene su propia empresa de diseño gráfico y editorial. Como muchos, labora de manera independiente, y cada apagón afecta su negocio.

«Me genera mucho estrés porque produzco hasta donde la batería de la laptop me lo permite. Eso me retrasa todo y tengo pérdidas económicas. Además, uno queda mal.

Tengo dos clientes en Caracas que no me creen cuando les digo que hay problemas con la luz. Debido a que allá no hay tantas fallas como aquí, piensan que son excusas. Es decir, que a Corpoelec le debo que me crean irresponsable», se queja.