CORREO DEL CARONÍ
PÚBLICO & CONFIDENCIAL/Damián Prat C.
La pregunta retumba en el pensamiento de todos, dentro y fuera de Venezuela, incluyendo a votantes que fueron chavistas: ¿A qué le temes, Nicolás Maduro? Si estás tan seguro de haber ganado, ¿por qué te niegas ahora con tanta fuerza al conteo de los votos? Ayer, Henrique Capriles mostró varios ejemplos de irregularidades, muchas de las cuales podrían salir al revisar cajas, actas y cuadernos de votación. Son varios cientos de mesas. ¿Cuántos votos irregulares o viciados podrían encontrarse? ¿Cuántas cosas de duda inaceptable? Con una supuesta ventaja de apenas 1%, la cosa es seria.
Muchos imaginan al “asesor” (¿o jefe?) que hizo cambiar lo que Maduro había aceptado en su discurso del domingo, es decir, aceptar la revisión de las cajas y los votos. Y le ordenó una línea intransigente, negando todo. Ayer Capriles advirtió que el gobierno decidió desatar un ambiente de violencia para enterrar el debate y el reclamo sobre la revisión de los votos. Por eso la campaña desaforada del canal 8 y las posteriores intervenciones de funcionarios. Muchos inventos, junto con episodios magnificados. Y anunció la suspensión de la marcha que debía hacerse hoy en Caracas hacia el CNE para entregar la impugnación.
Cómo ha cambiado el país. Ahora es la Unidad Democrática la que tiene un liderazgo claro, sólido y responsable. Que conduce. Mientras el oficialismo quedó sin líder, no solo por el fallecimiento de Chávez, sino porque su supuesto “heredero” produce pena ajena. Maduro pasará a la historia por haber dilapidado en apenas semanas, la mayor parte del capital político que le dejó Chávez. No sólo casi un millón de votantes de Chávez, prefirieron hacerlo por Capriles antes que por él, sino que cientos de miles de otros que sí votaron por Maduro, “por compromiso”, no ocultan su desazón y desánimo.
TIP 1: La clase obrera de toda Venezuela se alzó en votos contra el gobierno antiobrero de Maduro. Me escriben numerosos trabajadores y dirigentes sindicales petroleros que leyeron nuestra columna de ayer en la que detallamos cómo Guayana y en especial la Guayana que trabaja y lucha, votó masivamente por Capriles. Sidoristas, ferromineros, del aluminio, del sector eléctrico, educadores, briqueteros, mineros del oro y muchos más.
TIP 2: Los petroleros de Falcón, por ejemplo, en el municipio Los Taques, parroquia Judibana o en municipio Carirubana, parroquia Punta Cardón. Y especifican los centros de votación que antes votaban masivamente por el gobierno y ahora ganó Capriles. Los voy a revisar en la página del CNE. Presumo cosas parecidas en las zonas petroleras de Anzoátegui, donde Capriles ganó en El Tigre, Anaco, Guanta, Puerto La Cruz. Capriles también ganó en Cabimas en la Costa Oriental del Zulia.
TIP 3: Pedir revisión de votos ¿sería “desestabilizador, golpista”? Ayer lo recordó Capriles. Con reclamos de calle y revisión de votos, cajas y actas, en su momento ganó Aristóbulo Istúriz hace 20 años la alcaldía de Caracas. ¿Era golpista Aristóbulo? Yo recuerdo un caso igual en Sucre con Ramón Martínez. Algunos apuntan que fue semejante con Arias Cárdenas en Zulia por aquellas mismas fechas.
TIP 4: ¿Grupos oficialistas con franelas de Capriles para luego ejecutar actos de violencia? La denuncia circuló profusamente ayer. Otros dicen que se van a mostrar videos. Veremos. En todo caso, es evidente que hay una operación para engañar y manipular a militantes de base del PSUV. Ayer a muchos les hablaron de que habría ataques a un CDI, lo cual es ridículo, pero a ellos los alarmaron. Corrieron rumores hacia pequeños comerciantes sobre saqueos que ejecutarían partidarios de Capriles, cosa que de nuevo es ridícula.
TIP 5: Veo que la inmensa mayoría de quienes eran seguidores de Chávez no comulgan con esos planes de violencia. Eso hay que valorarlo. Puede ser un punto de encuentro para un diálogo fecundo. Igual ocurre con el 99% de los seguidores de Capriles. La marcha y concentración ante el CNE en Ciudad Bolívar fue una buena muestra. Igual en casi todo el país. Todo en paz, nutrido y entusiasta. Así debe ser. Esta va a ser una lucha larga que requiere pulso, firmeza y serenidad. Y mucha disposición a aceptar “al otro”.