CORREO DEL CARONÍ
PÚBLICO & CONFIDENCIAL/Damián Prat C.
En esta columna, en el espacio radial del mismo nombre y en nuestra cuenta de Twitter, hemos tratado el caso de la enfermedad del Presidente con extrema prudencia, separando el aspecto humano de lo político. Reclamando del gobierno el uso indigno de la enfermedad del mandatario para hacer campaña electoral pero al mismo tiempo colocando por delante, siempre, el deseo reiterado de que Chávez recupere su salud. Nuestra rotunda postura de oposición a su mal gobierno no nos hace perder el sentido de respeto por el dolor de él y su familia. Cada cosa en su lugar. Así como nos indigna el desprecio, la burla y el mal trato a los presos políticos, como en los casos de la jueza Afiuni, el comisario Simonovis y muchos otros, así creemos que aquellos que han maltratado no merecen que hagamos igual.
La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha tenido una conducta ejemplar. Algo de lo cual podemos sentirnos orgullosos los venezolanos. Todos. Una y otra vez, tanto su vocero principal, Ramón Guillermo Aveledo, como Henrique Capriles, los dirigentes de los partidos han dado una lección de altura. Jamás han agredido el factor humano de Chávez, ni de su gente. Por el contrario. Pero sí han hecho los reclamos políticamente pertinentes. Quizás por eso, fue el brutal ataque de odio de anoche de Nicolás Maduro contra Aveledo. Le molesta en extremo la actitud de respeto y al mismo tiempo clara y de principios de la declaración de la MUD del pasado miércoles. Quisieran una oposición con lenguaje de odio para seguir atizando la división entre los venezolanos de la cual sacan provecho político. Por eso le inventan “estar faltando el respeto”. Para justificarse. Porque más parecen estar preocupados por hacer campaña electoral adelantada. Y como parte de su competencia interna por mostrarse como “los duros” para manipular a esa mitad (un poquito más grande que la otra) de la Venezuela que ha votado por Chávez.
La MUD y su liderazgo, al mismo tiempo, ha reclamado la falta de transparencia y la desinformación en el caso, antes y ahora. Cuando durante la campaña electoral el gobierno y el propio candidato oficialista le mintieron al país diciendo que estaba totalmente curado, hasta ahora cuando persisten en que el pueblo no tenga un informe médico oficial sino “versiones”. A ratos pareció que mejoraba la actitud gubernamental con los “partes” del ministro Villegas, pero fue “flor de un día”. El colmo fue aquel día en que Maduro dijo que “Chávez ya hace ejercicios” y horas más tarde Villegas reafirmaba “el estado delicado del presidente que debe guardar reposo absoluto y muy estricto”. Nunca jamás, en un año de enfermedad, se le ha dicho al país qué tipo de cáncer es y cuáles órganos afecta. Nunca han hablado los médicos para precisar la situación ni el pronóstico médico. “En el mismo sitio”, es una expresión varias veces utilizada.
Con informes tan imprecisos -cosa que es adrede- sólo se consigue generar conjeturas y rumores. Cada quien trata de interpretar “qué quiso decir” al usar tales o cuales frases. Ni chavistas ni opositores del pueblo tienen más que sus propias conjeturas, a veces equilibradas y otras muy alteradas. “Está en estado muy delicado no exento de riesgos tras una complicación respiratoria”, dijo Maduro el 30 en la noche desde La Habana y de inmediato la Alcaldía de Libertador ordena suspender los actos de celebración de fin de año previstos en la Plaza Bolívar. Muchos temieron lo peor. En el pueblo chavista hubo muchos que lloraron. En quienes no lo somos hubo desazón. Y se desataron las especulaciones. Horas mas tarde, el ministro Arreaza dice que Chávez está “estable” y culpa a “los que generan zozobra”. Ellos colocan el caldo de cultivo para los rumores y luego se quejan.
Las declaraciones de Evo Morales (calificó de “muy preocupante” la situación de salud de Chávez y dijo esperar que los rezos y ritos “ayuden a salvarle la vida”), del PC de Chile (hablando de transición e incluso usando la palabra “muerte”), del gobierno de Uruguay (la esposa del presidente Pepe Mujica asegura que éste gestionó visitar a Chávez en Cuba pero le dijeron que “no hay posibilidad de verlo”), son significativas. ¿Dirían Cabello y Maduro que son “falta de respeto a la familia Chávez”?
El “secretismo” y la desinformación han sido usados por el gobierno para manipular. Para usar el tema, lamentablemente, como insumo político. Lo hicieron en la campaña para el 7O, para la del 16D y ahora en esa “entrevista” (vergüenza para el “periodismo” cubano) con Maduro en La Habana que a todos lució como un acto de lanzamiento candidatural, sin la más mínima delicadeza para con la salud de Chávez que debería ser lo primero.
La MUD ha hecho gala de calidad y altura política, pero lo mismo han hecho otros sectores como, por ejemplo, Globovisión cuyo trabajo de este fin de año es impecable. Un tratamiento de mucha calidad humana, prudencia y respeto, demostrando que se puede ser duramente crítico de un pésimo gobierno y sin embargo no perder la sindéresis. Otro caso es el de periodistas como Nelson Bocaranda, cumpliendo con su labor de informar. Con evidentes fuentes de muy alto nivel. Adelantándose a lo que luego son “informes oficiales” pero al mismo tiempo siendo cuidadoso con lo humano.
La enfermedad grave de un presidente no es un asunto “personal”. Es del país. Así se le trata en todos los países democráticos, desde Brasil o Colombia hasta el caso reciente de la secretaria de Estado Hillary Clinton. En modelos como el de Cuba es diferente. Todo es misterio y secreto. Así también fue en la España del dictador fascista Franco. Todo ese juego de maniobras de la jerarquía roja para no cumplir con la fecha establecida en la Constitución nada tiene que ver con “el amor al presidente” sino que cada quien hace sus cálculos politiqueros de qué le conviene más. Tristemente.