En Colinas de Unare rabian con la coba de Chávez del “plan gasífero”

CORREO DEL CARONÍ

PÚBLICO Y CONFIDENCIAL/Damián Prat C.

Para los lectores de esta columna, que no son de Guayana o son muy jóvenes, hay que explicar que Colinas de Unare es un sector popular de Puerto Ordaz que se creó hace como 30 años producto de una “invasión” pero que Desarrollo Social de CVG y dirigentes vecinales de la época, luchadores y conscientes, le pusieron orden para que la comunidad fuese organizada y se respetaran algunas áreas cercanas de una instalación del acueducto que no debían ser tocadas.

En esas y otras comunidades, hace unos 5 años, les habló el gobierno de Chávez de un plan piloto para dotarlos de “gas directo”. Paralelo al que relaté ayer en esta columna del plan por el cual rompieron docenas de calles y avenidas instalando tuberías en ruta a las estaciones de servicio como parte de un macro plan para sustituir el uso de gasolina como combustible en decenas de miles de vehículos por gas natural. Ese plan, a su vez, era la parte preparatoria para aumentar el precio de la gasolina reduciendo su impacto económico, inflacionario y social. Y la base de todo era el proyecto “Mariscal Sucre” (se llamaba “Cristóbal Colon” en Pdvsa y dos gobiernos anteriores) para explotar las inmensas reservas de gas del golfo de Paria, las costas de Sucre y Delta.

Lo expliqué ayer. Ese gran plan gasífero jamás se ejecutó como tantas cosas dichas con fanfarria por Chávez que no terminan en nada. Aunque cambió unas transnacionales capitalistas por otras, la Pdvsa ineficiente de Ramírez y Chávez no ha sido capaz de sacar ni una gota de gas. De modo que las calles rotas y los surtidores nuevos en las estaciones de servicio no tienen utilidad práctica alguna. Todos seguimos usando vehículos a gasolina cinco años después. El subsidio a la gasolina le sigue costando al estado más de 10 mil millones de dólares al año.

Las calles de Colinas de Unare quedaron rotas, destrozadas, surcadas por enormes huecos que se llenan de barro en época de lluvia y que levantan un polvero en verano. La “revolución del comandante-después-de-Dios” jamás terminó las obras. Ni hay gas directo ni hay calles normales. Peor aún, adquirir la bombona de gas es un vía crucis desde que hay “estatismo salvaje” del “socialismo” de Pdvsa Gas Comunal. Cuesta un dineral llevar la bombona a casa.

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