Energía solar apenas llegó más allá de la Av. Bolívar

EL UNIVERSAL

Este tipo de tecnología alterna es muy costosa para el alumbrado público.

Se llegó a decir que gracias a la «revolución energética» la mayor parte del alumbrado público funcionaría con energía solar, pero en la práctica esto no sucedió

Cuando a finales de 2004 se estrenaron los postes de alumbrado público con paneles solares en la avenida Bolívar se dijo que, eventualmente y «revolución energética» mediante, todo el alumbrado público de la capital tendría al sol como fuente generadora de energía.

Lo cierto es que hoy, ocho años después de que se instalaran la primera red de alumbrado público que aprovecha la energía solar, la experiencia apenas se ha repetido en otros lugares de la capital.

El problema es que, contra lo que pudiera parecer a primera vista, la solar es una energía sumamente costosa y que requiere además todo un cronograma de mantenimiento y disposición de baterías.

Por eso es que el ingeniero Abraham Salcedo, quien dirige el Departamento de Ingeniería Hidrometeorológica de la UCV, cree que no es atinado que en la recién estrenada carretera Mamera-El Junquito se haya dispuesto un tramo de unos dos kilómetros con este tipo de alumbrado público.

Las energías alternas como la solar o la eólica, explica, son muy poco eficientes, y la relación costo-beneficio no las hace rentables salvo en lugares muy remotos o tal vez en países que no tienen combustibles fósiles y deben importarlos desde muy lejos.

Otro problema es el almacenaje, pues las baterías de larga duración en este campo son costosísimas, y por lo general se utilizan unas que deben cambiarse cada año (si no antes), lo que implica una carga ambiental: «Debería existir todo un programa de disposición de estas baterías, pues son muy pero muy contaminantes», dice.

Otro compromiso que implica la instalación de postes de luz solares es el mantenimiento de los paneles, pues se obstruyen fácilmente con el polvo. Pero incluso un panel solar perfectamente mantenido (y que podría tener una vida útil de quince años) apenas aprovechará el diez por ciento de la energía solar que recibe.

Limpias pero costosas

José Manuel Aller, ingeniero electricista y profesor de la Universidad Simón Bolívar, explica que las llamadas energías alternas cuestan hasta diez y quince veces más que las convencionales, y que por eso en Caracas aquella iniciativa de utilizar la energía solar no fue mucho más allá de unas decenas de postes en la avenida Bolívar: «Todo el mundo habla de las energías limpias, pero lo cierto es que hasta nuevo aviso son energías marginales por lo costosas que resultan. A pesar de su potencial, hoy no generan ni el 2% de la energía a escala mundial».

Y agrega que las baterías solares suelen ser de corta duración porque están trabajando durante toda la noche, al contrario de la batería de un vehículo automotor, por ejemplo, que apenas se utiliza unos pocos segundos al día, solo para arrancar el carro y poner en marcha el alternador.

Opina que en el caso de Venezuela lo más sensato sería explotar los yacimientos de gas que están asociados a la producción de petróleo: «La mitad de nuestra generación termoeléctrica está diseñada para trabajar a gas, pero no tenemos suficiente gas para producirla porque no se aprovechan los yacimientos que existen».

Por último advierte que no hay energías del todo «limpias», pues incluso la eólica tiene efectos adversos sobre el ambiente al afectar las rutas de las aves migratorias: «Todo lo que el ser humano hace para producir energía genera un pasivo ambiental».

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