TAL CUAL
La triste verdad, es que no hay saboteadores, a menos que se considere por tales a mucha de la gente que tiene a su cargo el manejo del Sistema Eléctrico Nacional. Aunque se puede decir que estos lo son, no por acción o intención sino por ineficiencia e incapacidad. De otro modo sería imposible explicar la ristra de apagones que ha experimentado el país en manos del chavo-madurismo
TEODORO PETKOFF
Cada vez que se produce un apagón, el ministro de Energía, Jesse Chacón y también otros funcionarios oficialistas tienen a mano una explicación prefabricada: se trata de sabotaje de la oposición. Maduro se pregunta «¿Dónde está el problema?» y se da el vuelto: «En el sabotaje».
Es obvio que ni ellos mismos se pueden creer semejante paparruchada, pero suponen que resulta una eficaz cortina de humo tras la cual ocultar su propia ineficiencia. Mas, por muy grande que esta sea, sería imposible que llegue al grado de que en catorce años no hayan podido poner coto a tales «saboteadores».
Pero la verdad, la triste verdad, es que no hay tales saboteadores, a menos que se considere por tales a mucha de la gente que tiene a su cargo el manejo del Sistema Eléctrico Nacional. Aunque, objetivamente, se puede decir que estos lo son, no por acción o intención sino por ineficiencia e incapacidad. De otro modo sería imposible explicar la ristra de apagones que ha experimentado el país en manos del chavo-madurismo.
Si no hay sabotaje, que no lo hay, lo que sí hay es incapacidad.
Ahora, a raíz del hiperapagón de la semana pasada, Jesse Chacón ofreció unas declaraciones que vale la pena glosar. Dijo Jesse: «Hemos ordenado al comisionado de transmisión aplicar en todo el sistema de protección una fase de chequeo semanal y una fase de mantenimiento mensual para así tener mayor control».
¡Qué sorpresa! Habría creído uno que eso se venía haciendo permanentemente, pero no, es ahora, catorce años después, cuando se viene a tomar esa disposición, que parece cajonera. Añade Jesse que: «No hay un sistema directo de alarmas que actúe rápidamente ante situaciones como la del anterior apagón».
Es una confesión también sorprendente porque uno imaginaría que hasta en Botswana o Burundi existe ese sistema directo de alarmas, que es lo que permite anticipar o actuar muy rápidamente ante el corte de energía.
Pero, aquí no. Aquí siempre somos tomados por sorpresa y las explicaciones vienen a posteriori. ¡Qué cosa! Pero aquí no cesa el estupor. Jesse nos anuncia que «estamos programando para la semana próxima un mantenimiento a estas torres y de reposición y aseguramiento de todo el sistema de mallas».
¡Vaya! Y uno que creía que tal programa, precisamente por ser de mantenimiento, debe ejecutarse continua y permanentemente. Ahora sabemos que no es así sino que se acuerdan de Santa Bárbara cuando oyen los truenos. También descubrimos que es ahora cuando van a utilizar un helicóptero para sobrevolar toda el área eléctrica.
Es increíble que la modernidad haya llegado con tanto retraso a Sistema Eléctrico Nacional. Tan increíble como el anuncio del propio Jesse de que «Vamos a tomar acciones para tener las poligonales y las zonas de seguridad de Planta Centro y Termo Centro, que son vitales en el centro del país…». De modo que, ahora se nos hace saber que una de las partes más vitales del SEN ha estado desprotegida durante tres lustros.
¡Así, así, así es que se gobierna! Jesse sólo conjuga los verbos en futuro: haremos, procederemos, etc. Nunca en presente (estamos haciendo o procediendo) o en pasado (hicimos, procedimos). Es el lenguaje estereotipado del fracaso, de las promesas jamás cumplidas.
http://www.talcualdigital.com/Nota/visor.aspx?id=91752&tipo=AVA