La vida de los pacientes en hospitales del Táchira queda a merced de los apagones, denuncian médicos

Referencial
EFECTO COCUYO

 

En los hospitales y ambulatorios del Táchira no solo deben lidiar con el déficit de personal especializado -en todas sus áreas- además de la escasez de alimentos y medicinas. Ahora suman, como dificultades para brindar atención de calidad, la paralización técnica gracias a los equipos dañados por causa de los largas y continuas fallas de electricidad, haciendo realidad la peor pesadilla de los médicos: que salvar la vida de los pacientes ya no dependa principalmente de sus habilidades profesionales.

La directora del distrito sanitario nro. 2, Katiuska Medina, explicó que una batería de 1100 amperios que alimenta la planta eléctrica del Hospital Padre Justo de Rubio -municipio Junín- explotó tras permanecer encendida más del tiempo que soportaba; una segunda batería de 700 amperios tampoco superó mantenerse operativa durante 18 horas continuase hizo que la planta eléctrica dejara de funcionar.

Por esta situación ya se han registrado consecuencias fatales, como el fallecimiento de un bebé de cuatro meses de edad, quien llegó al nosocomio con problemas respiratorios y los médicos no pudieron realizarle los procedimientos indicados en este tipo de afecciones porfalta de electricidad.

Los galenos del hospital de Rubio tampoco pudieron brindar atención adecuada a un paciente que presentaba un paro cardíaco. Narraron que las fallas de suministro de energíason consecutivas y muy perjudiciales, pues hasta han tenido que “alumbrarse” con los celulares durante la atención de partos, un episodio que que se repite en otros ambulatorios de la región.

La planta eléctrica del hospital de Rubio está fuera de servicio

El Hospital Central de San Cristóbal se ha visto afectado de manera directa ante los apagones repentinos, declaró Renny Cárdenas, director del referido centro asistencial, en virtud que los aparatos electrónicos no tienen protectores de voltaje. El pasado 22 de febrero, el principal centro de salud de la capital tachirense pasó 17 horas sin energía eléctrica, lo que agravó la preocupación de las autoridades regionales por lo que implicaría que podría dejar un nuevo apagón de tan extendida duración.

“Tenemos el Atlascopco, el equipo que nos surte de aire comprimido en todo el Hospital, pero llega un momento en que la batería no logra cargarse. El equipo de Radiología se ha visto afectado porque no llega el amperaje ideal para prender los equipos. Los ascensores se paran”, comunicó, además de señalar que obtener el gasoil para mantener encendida por muchas horas la planta es un trámite “complicado“.

Las plantas eléctricas de los hospitales están diseñadas para arrancar automáticamente, pero con cada apagón se altera el interruptor de encendido y hay que mantener un trabajador del limitado recurso humano disponible dedicado a manipular la planta, justo en momentos que se registra un déficit del personal, expuso el director del Hospital Central.

Todos los días tenemos un problema diferente, no puede ser que solvente en uno o dos meses cuando tenemos que atender al paciente hoy. El personal que viene aquí, no lo hacemos por necesidad sino por vocación, el solo hecho de llegar a trabajar es muy difícil”, comentó el galeno.

“Hace 15 días funcionaba el sistema de rayos X, pero se dañó por los constantes apagones”, comentó a Efecto Cocuyo Belén Contreras, de 53 años de edad, quien tiene a su hijo hospitalizado en el piso 10 del principal centro de salud del Táchira.

Los pasantes de medicina que cumplen con su preparación profesional en el nosocomio sancristobalense dijeron que pese a que existe la planta que puede suplir algunas de las necesidades de la demanda eléctrica, hay áreas que no alcanza a cubrir.

“Los que trabajamos aquí nos vemos afectados con los racionamientos eléctricos, pero no solo es el hospital. Muchos de nosotros salimos de nuestras casas sin electricidad y cuando llegamos, aún no hay luz. Nos tenemos que enfrentar a preparar la comida, estudiar y separar los tiempos (según el suministro eléctrico), lo que dificulta todas las tareas diarias”, expresó el pasante de medicina Gabriel Duarte, de 24 años de edad, durante una protestaefectuada este jueves 22 de marzo en la avenida Lucio Oquendo de San Cristóbal, frente al Hospital Central, donde el personal obrero, médicos y enfermeros del centro de salud expusieron la crisis que afrontan ante un “plan de administración de cargas” que no perdona a los enfermos.

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