CORREO DEL CARONÍ
PÚBLICO & CONFIDENCIAL/Damián Prat C.
Guayana sigue siendo y lo es cada día más, un hervidero de legítimos reclamos, justas protestas laborales y sociales, luchas de la gente por sus derechos. Cada día más porque no hay gobierno, porque la “revolución”, envejecida y anquilosada no tiene respuestas y es la responsable de haber agravado los males sociales, haber arruinado a Guayana. Ya ni saben qué hacer. Hasta los viejos trucos tipo “renovación de burócratas” para crear expectativas y estirar esperanzas, como en Venalum, se agotan muy rápido. Para colmo Chávez está más ausente que activo desde hace más de un año. Y eso es doblemente grave en un gobierno unipersonal, donde no hay equipo ni dirección colectiva sino que todo el poder se ha concentrado en una sola persona, con un centralismo asfixiante y súper burocrático. Él nunca permitió que hubiera dirección política colectiva y ahora nadie tiene autoridad ni mando. Eso no se soluciona con intoxicar al país con publicidad estatal tratando de endiosarlo. Los jerarcas “robo-lucionarios” parecen estar más ocupados “raspando la olla” antes del cambio del 7-O, que interesados en solucionar los conflictos.
El pueblo, los trabajadores, la gente, siguen luchando. Es justo, legítimo y correcto que lo hagan. En paralelo, se ha desatado “El Huracán del Progreso” con la Unidad, Capriles Radonski y la fuerza tranquila del cambio. Por esa vía vendrán las soluciones de fondo a todos esos reclamos laborales y sociales, sin que ello signifique que quienes reclaman, luchan y protestan deban dejar de hacerlo y solo sentarse a “esperar”. Nada de eso. Es justo exigirle a este gobierno, que seguirá siéndolo por el resto del año, que responda y asuma sus responsabilidades. Que dé la cara. La lucha debe ser “en paralelo”: exigiendo soluciones hoy y con la vista puesta en el 7 de octubre.
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