Factotum Ignacianos
Gustavo González Urdaneta
A nivel empresarial, existen costos que se suelen llamar silenciosos inofensivos como es el caso del fenómeno de la rotación del personal que, por lo general, se presenta en todos los giros y en organizaciones de distintos tamaños. Sin embargo, debido a que son muy pocas las que tienen claro cuáles son las variables y los gastos directos e indirectos que genera, suelen identificar el malestar que hay que atacar, sin observar que es un factor de merma económica constante y silenciosa. Peor aún, hay compañías que se habitúan considerándolo como parte de sus pérdidas en los procesos operativos.
Existen otros costos silenciosos como es el caso de la renuncia silenciosa y la falta de compromiso que surge como respuesta a una combinación de condiciones laborales que no satisfacen a los empleados y una situación económica que les impide dejar su puesto de trabajo. Es de esperar que gran parte de los empleados de Corpoelec podrían estar en esta situación de compromiso mínimo con su empresa. Este costo, al igual que los derivados por falta de competencias e idoneidad del personal, por una débil o mala planificación y gerencia estratégica y/o por faltas en la toma de decisiones, entre otras, si afectan la productividad empresarial y pueden erosionar su factibilidad financiera y comercial.
La diferencia entre una estrategia inteligente y una estrategia débil radica en su eficacia y potencial de éxito. Una estrategia inteligente está bien pensada, se basa en investigaciones y análisis exhaustivos y tiene objetivos y planes de acción claros y factibles. Toma en consideración las fortalezas y debilidades de la organización o individuo, así como las oportunidades y amenazas en el entorno externo. Una estrategia inteligente es flexible, adaptable y enfocada a lograr objetivos a largo plazo con un enfoque realista con todos los recursos que ello implica.
Por otra parte, una estrategia débil carece de estas cualidades. Puede que se haya elaborado apresuradamente sin una planificación o investigación adecuada, o puede que carezca de una dirección, gerencia y un propósito claros. Una estrategia débil puede no aprovechar plenamente las fortalezas de la organización o del individuo, y puede no abordar adecuadamente los desafíos y oportunidades del entorno externo. También puede carecer de un enfoque realista y alcanzable, y puede no estar alineado con las metas y objetivos generales de la organización o del individuo.
A partir del 2007, el sector eléctrico venezolano ha sido un monopolio oficial manejado a voluntad y capricho de personajes con ninguna o muy deficiente formación profesional en todas las disciplinas involucradas en la cadena del negocio de la electricidad. No ha habido sino errores uno tras otro que lo han llevado al estado de crisis actual en la que teniendo el triple de la oferta de generación instalada para satisfacer una demanda equivalente al inicio de la década del ’90, aún se tienen que aplicar racionamientos diarios del orden de 2000 MW.
Exploremos cuales son los posibles costos silenciosos estratégicos que pueden darse a futuro en el sector, producto del caos que se hereda, si se implementa una estrategia débil con todo lo que ello implica o una estrategia optimista sin contar con todos los recursos que se requiere para evitar erosionar/agravar la salud técnica, financiera, comercial y competitiva de las nuevas empresas, y cómo la modernización de procesos se erige como parte de la solución crítica para abordar este desafío.
Una gerencia no acorde con las metas y objetivos planteados así como la falta de capacitación, experiencia, habilidades y falta de decisión oportuna del personal de apoyo, a menudo pasadas por alto, puede generar un costo silencioso pero significativo: el Costo de Indecisión (COI). Si decides no decidir, aun así has tomado una decisión… Lo grave, es que no sabes qué tan costoso fue el “no haber decidido”. Como dijo Ortega y Gasset” Quien quiera enseñarnos su estrategia que no nos la diga, que nos sitúen de tal modo que la podamos descubrir nosotros mismos”
De acuerdo con las acciones para la recuperación y modernización del servicio eléctrico en Venezuela propuestas, por ejemplo, por el Grupo Ricardo Zuloaga, hay entre otras, cuatro que son, no solo necesarias sino imperativas dada la apertura imprescindible al sector privado.
Primero, un marco jurídico normativo del sector, que promueva y garantice la inversión privada bajo condiciones de libre competencia y de libertad económica, con la flexibilidad para adecuarse a los cambios tecnológicos que se vislumbran en el sector energético mundial;
Segundo, debe contemplar la existencia de una autoridad reguladora independiente tanto jurídica como administrativamente, especializada y no politizada para el sector;
Tercero, que la planificación integral y la operación del sistema eléctrico sea a través de entes colegiados autónomos con participación de los diferentes actores del sector; y
Cuarto, que exista un organismo rector del sector separado del ente operador del sistema eléctrico.
Las competencias e idoneidad del personal
De allí la importancia que hemos insistido en artículos anteriores sobre el proceso riguroso y estricto de evaluación de competencias de los actuales empleados del sector eléctrico venezolano, los que ya tenemos en casa así como en la selección de nuevos actores, de forma de garantizar, en lo posible, el desarrollo y motivación que se debe esperar de los colaboradores pues es vital para optimizar la productividad y contribuir al éxito en la reconstrucción del nuevo sector eléctrico venezolano. Es fundamental contar con un capital humano adaptable, flexible e innovador desde el proceso de selección inicial con el conocimiento y la experiencia que se requiere.
Es imprescindible, al nuevo gobierno, asegurarse que los puestos de trabajo sean ocupados por las personas más idóneas. Se debe enfatizar que reunir los requisitos de idoneidad necesarios consiste en mostrar una conducta personal, comercial y profesional que no arroje dudas sobre la capacidad para desempeñar una gestión sana y prudente de la empresa (honorabilidad), poseer la formación y experiencia adecuada para el ejercicio de su función (conocimientos y experiencia) y tener la capacidad para llevar a cabo las funciones correspondientes.
La incertidumbre es sí, ante un cambio político, los nuevos actores tomaran las decisiones acertadas. La misma se sustenta, en parte, en la enorme pérdida de experiencia y capacidad profesional que ha experimentado en los últimos veinte años el sector eléctrico. Sin la recuperación de ambos componentes del sector energía (electricidad e hidrocarburos) será imposible la reconstrucción del país.
La planificación y la gerencia estratégica
Cuando hablamos de administrar el sector eléctrico, deben involucrarse las profesiones más destacadas dentro de las actividades de la cadena del negocio eléctrico ya que sin ellas, sería imposible hablar de conceptos como “gestión de recursos”, “planificación y gerencia estratégica”. “valor del agua”, “optimización multivariables”, “niveles de pérdidas, calidad del servicio, atención al cliente y un largo etcétera.
En el campo de la administración de empresas, existen muchas subcategorías, una de ellas es la que se conoce como planificación y gerencia y estratégica. Según uno de los mayores pensadores del mundo en gestión, Michael Porter, también considerado el padre de la estrategia empresarial moderna, la gerencia estratégica es “la formulación, ejecución y evaluación de acciones que permitirán que una organización logre sus objetivos”.
La planificación estratégica permite definir la visión, misión, valores y objetivos de la empresa, por lo que es considerada un recurso clave para impulsar el crecimiento de la organización a corto, mediano y largo plazo. En pocas palabras, la planificación estratégica es un proceso complejo y de gran impacto, que demanda analizar las operaciones, considerar los recursos disponibles e incluso pensar en cómo sortear desafíos externos, planteados por el entorno.
Hay, entre los técnicos y expertos, quienes dicen que la razón de ser de la planificación es la necesidad de eliminar lo subjetivo del factor humano en las decisiones de inversión y además aseguran que, es la condición indispensable, para asegurar la evolución coherente de los planes de expansión;
En el grupo de los Políticos, no negados a la planificación, hay quienes opinan que la planificación es una pseudo ciencia, incapaz de cuantificar factores de orden político, social, institucional e incluso personal que, a la postre, son preponderantes para decidir una inversión; por lo que este grupo considera que un esquema de planificación no sería más de un “wishfull thinking” de sus autores, con una representación tan idealizada de la realidad que lo hace inoperable como elemento decisorio.
Pero la mayoría, sin embargo, estima que se trata de una herramienta indispensable para guiar a los ejecutivos en el difícil trance de decidir inversiones y, conociendo muy bien todo lo que ello implica, no todos los ingenieros que saben de tuercas y tornillos pueden planificar un sistema tan complejo como el sistema eléctrico nacional.
La gerencia estratégica es una área vinculada a la cúpula directiva, que consiste en una evaluación sistemática, a través de la cual se definen objetivos a largo plazo, metas y estrategias. La gerencia estratégica implica planificar decisiones que poseen un fuerte impacto en el futuro de la organización y que pueden definir su éxito o fracaso. Por eso es por lo que resulta tan importante que todo sea estudiado con mucha antelación. De esta manera, el margen de error se reduce y existen más chances de alcanzar los objetivos planteados. Dichos estudios sirven también para identificar posibles amenazas o riesgos que pudieran implicar pérdidas de dinero, mal utilización de recursos, división errónea de actividades, entre otras. Y que no ocurran tanto a corto, mediano como a largo plazo.
Mas de dos décadas con planificación incoherente, no ausente del factor subjetivo, ausencia de mantenimiento, incapacidad de ejecución de obras, desconocimiento del manejo de un sistema hidrotérmico y corrupción, por nombrar algunas causas de la crisis de electricidad en el país, nos han llevado a una insuficiencia de capacidad y habilidades en ambas disciplinas -planificación y gerencia estratégica- que serán dos pilares fundamentales del nuevo gobierno.
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