Diario El Impulso
La encuesta realizada por el movimiento ciudadano Activos por la luz reveló que las variaciones o picos de tensión han causado daños a los artefactos mientras Corpoelec permanece indiferente a este problema
Haydeluz Cardozo
Más de 800 personas participaron en la encuesta promovida por el movimiento ciudadano Activos por la Luz que permitió medir las consecuencias de los apagones en el estado Lara.
En primer lugar, la encuesta evidenció que durante la cuarentena iniciada en marzo se han arreciado los cortes eléctricos en la entidad larense, situación perjudicial para el sector comercial y residencial.
De acuerdo con la medición, 73.09% de los encuestados manifestó que los apagones se prolongan de 3 a 6 horas, mientras que el 85% señaló que la frecuencia y hora del corte eléctrico siempre varía, por lo cual es imposible mantener una programación que les permita anticiparse a la interrupción del servicio.
¡Otro bajón de luz!
Un elemento a destacar es que más del 70% de los consultados recalcó que sus artefactos eléctrodomésticos han sufrido algún tipo de daño a causa de las fallas en el suministro eléctrico, pero el 60% no ha remitido la denuncia ante Corpoelec por considerar que “no vale la pena hacer el trámite”.
Perder un electrodoméstico en Venezuela equivale a una suma considerable de dinero. Un aire acondicionado de 12 mil BTU ronda los 200 dólares, mientras que un televisor de 32 pulgadas puede costar unos 120 dólares.
El mismo riesgo corren las cocinas eléctricas las cuales fueron adquiridas como una alternativa ante la escasez de gas doméstico. Los intensos apagones y las fluctuaciones de voltaje son una amenaza latente.
En este contexto, reponer los electrodomésticos se convierte en una aspiración imposible de alcanzar para la mayoría de los ciudadanos que, a duras penas, logran adquirir los alimentos necesarios para su grupo familiar pues de acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi), 73% de los venezolano tiene inseguridad alimentaria.