VENECONOMÍA
Hace unos 12 días el vicepresidente Jorge Arreaza, luego de una reunión con el Estado Mayor Eléctrico, anunció que se declaraba en Venezuela el “estado de emergencia del sistema y el servicio eléctrico por un lapso de 90 días”.
El decreto de marras fue publicado en Gaceta Oficial N° 40.151, el 23 de abril y entre otros puntos contempla: 1) La creación de zonas de seguridad, “para garantizar la prestación del servicio y evitar sabotajes”, así como “facilitar” el trabajo del Comando Estratégico Operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. 2) La militarización de todas las instalaciones eléctricas, para combatir el supuesto saboteo.
Además, el recién estrenado ministro de Energía Eléctrica, Jesse Chacón, anunció “El Plan de los 100 días” que contempla siete ejes, y prometió renunciar si no soluciona el problema eléctrico en ese lapso.
Este anuncio del cuestionado gobierno de Nicolás Maduro provocara risas, por lo superficial, incompleto e insincero, si no fuese porque la situación del sistema eléctrico nacional es caótica en extremo.
Este es el segundo plan de emergencia de la revolución castrochavista en tres años: El primero fue declarado en febrero de 2010 por el binomio Hugo Chávez-Alí Rodríguez, luego de la crisis eléctrica que afectó a todo el territorio nacional durante el último semestre de 2009, y en el que se prometió “agilizar las adquisiciones de equipos y repuestos, y desarrollar de manera inmediata los planes de mantenimiento para mejorar la capacidad de generación eléctrica”. Tarea que parece no solo no se cumplió, sino que se profundizó la destrucción del sistema eléctrico.
La crisis eléctrica del país tiene su origen en una política centralista y antiempresarial que ha llevado a años de desinversión en los procesos de generación, distribución y transmisión, que ha descuidado hasta la desidia los planes de mantenimiento, que ha incumplido compromisos con los proveedores y contratistas, y que ha burocratizado, nepotizado y politizado a las empresas eléctricas.
El problema del sistema eléctrico no se resolverá con podas de vegetación, una tarea rutinaria en el pasado en la que hoy hace énfasis Chacón. Menos aún con la asesoría del gobierno de los Castro, cuyo mejor desempeño no es en materia de electricidad, sino en violaciones de derechos humanos, corrupción y en el retroceso histórico de toda una nación.
Esta emergencia eléctrica y el plan de 100 días de Chacón, más parece que tienen como objetivo desviar la atención del claro fracaso de la gestión revolucionaria, justificar con supuestos saboteos la corrupción y desidia de la gerencia castrocomunista, correr la arruga unos meses mientras se estabiliza el mandato de Maduro, hacer una “limpieza” del personal no afecto al Gobierno y tener una excusa para seguir militarizando al país.