OPINIÓN | Vienen los bolichicos 2.0

EL PITAZO

 


CRISIS ELÉCTRICA Algunos sectores de la vida nacional, no conformes con una de las más dañinas estafas al fisco nacional en la era de la revolución a través de una inducida crisis eléctrica intencional, parecen muy determinados en que ahora “nos tocará a nosotros” y manejan cifras astronómicas e insensatas sobre los posibles recursos que se necesitarían para recuperar el Sector Eléctrico Venezolano, SEV, al son de entre 40 mil a 50 mil millones de dólares, para los siguientes 7 a 8 años luego de y si se lograra un cambio político.

La insensatez tiene varias y muy serias aristas:

1)    Esa fabulosa suma de dinero equivale en dólares homologados 1998, al 67,5 por ciento de lo invertido por capitales públicos y privados en la segunda mitad del siglo XX, para darle al país uno de los mejores sistemas eléctricos de América Latina.

2)    Las propuestas menosprecian la vida útil remanente de los actuales activos instalados, basándose en la edad cronológica de los equipos y sin considerar una variada gama de factores técnicos, específicos del equipamiento para estimar estos factores.

3)    El país cuenta con casi el triple en activos instalados para la actual demanda, lo que permitiría sustentar un crecimiento en la demanda del 15 % por varios años.

4)    No justiprecia una gestión optimizada del mantenimiento y lo exagera en costos para derivar sospechosamente en que hay que instalar “nueva generación”.

5)    Los expertos de pasarela, ya vuelven a sonar el disco de que “Venezuela depende de un solo río”…prestándose una página de lo que ocasionó la más descabellada expansión térmica del país.

6)    Los mismos “expertos de pasarela”, caso curioso cuando se les pregunta cuáles serían las plantas que se debería recuperar, mencionan repetitivamente por nombre las más inconvenientes.

7)    El país no cuenta con 7 u 8 años para lograr el acomodamiento del SEV, simplemente Venezuela no da para mucho más.

8)    Con suerte 40 a 50 mil millones de dólares, serían los “capitales frescos” que le prestarían las instituciones financieras a Venezuela para salir de su profunda crisis. Esa sería la total suma de dinero para todas las necesidades del país y una tan  medular como lo es la electricidad, no es la única que anda dando tumbos en el país.

Los “dineros frescos” que mencionamos, serían nueva deuda, encima de la exorbitante ya existente e irresponsablemente contraída, y ni estos, ni aquellos pueden seguir siendo manejados con los criterios de la frescura que estos irresponsables “expertos de pasarela” exhiben en sus declaraciones, vocerías  y documentos. Entonces, la nación y las nuevas eventuales autoridades tienen que aterrizar y demostrar ante los entes financieros internacionales, la viabilidad de sus planes en su integralidad y más temprano que tarde se impondría el sempiterno criterio de responsabilidad fiduciaria de  que no es el cuánto dinero se presta, sino a quién se le presta esa o cualquier cantidad de dinero.

El cambio político requerido, de lograrse, no es un cambio cualquiera, tiene que ser un cambio que represente un inequívoco golpe de timón y una determinada resolución de ruptura con todos los vicios que bien sea por error u omisión, corrupción o miope visión  nos trajeron hasta el deplorable estado actual, cuya prolongación continúa hundiendo al país hacia nuevas y cada vez más asombrosas profundidades. Venezuela ya es un caso obligado de estudio, de qué es lo que precisamente no se debe hacer con un país y eso es una herencia que como golpe de gracia nos ha legado la más voraz y lesa humana administración pública en la historia nacional.

Como nación debemos tener presente que jamás en la historia moderna, ningún país en el mundo, ha malgastado tanta plata para terminar con tan poca y mala luz, donde una voraz corrupción es un notorio componente, dentro de un llamativo entorno de impunidad y cuyas carencias eléctricas continúan destruyendo la economía, calidad de vida de Venezuela”

Así las cosas, esperemos que la crema y nata de la reserva ética del país, también bajo la opresión del estatus quo, se le permita subir a la superficie para rescatar la nación y enfrentar los enormes retos que demandarán un gran esfuerzo, tiempo, constancia, guiados por las brújulas de la ética, el conocimiento, la austeridad y la honradez extrema, de modo que los limitados recursos de que se dispongan, le den el máximo de beneficio al país, bajo el criterio de que las soluciones son nacionales y no regionales en el caso de un SEV interconectado.

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