Plantas de generación distribuida están paralizadas en más de 70%

EL NACIONAL

El Gobierno ha invertido 1,3 millardos de dólares en la compra de los equipos

Corpoelec alega no tener dinero para costear el mantenimiento de las plantas de generación distribuida

El programa de instalación de plantas de generación distribuida, que significó una inversión de 1,3 millardos de dólares, se ha convertido en un pesado problema económico y técnico para la Corporación Eléctrica Nacional, Corpoelec, informaron expertos y dirigentes sindicales del sector.

Simón Saturno, consultor jurídico de la Fundación de Desarrollo Eléctrico (1994-2003) adscrita al entonces Ministerio de Energía y Minas, señaló que se desperdiciaron los recursos invertidos en los también llamados grupos electrógenos como consecuencia de una mala política.

Fuentes allegadas a Corpoelec afirmaron que más de 70% de las plantas están paralizadas porque la empresa no cuenta con recursos para atender los gastos de mantenimiento y cambio de repuestos, entre ellos los filtros que se saturan con el combustible y requieren un cambio frecuente.

En el sector, según los voceros, causó alivio la suspensión de una segunda etapa del plan que sumaría 1.000 megavatios a 1.200 MW instalados desde 2005, pero con mayor intensidad en 2009-2010.

En el programa de generación distribuida, que forma parte del Convenio de Cooperación Integral firmado por los presidentes de Cuba, Fidel Castro, y de Venezuela, Hugo Chávez, el 30 de octubre de 2000, La Habana actúa como intermediario comprando las unidades ­de entre 3 y 30 megavatios de capacidad- en el mercado internacional para venderlas luego al Gobierno venezolano.

Visión equivocada. Saturno recordó que el Ejecutivo vendió la generación distribuida como una solución a la crisis eléctrica venezolana, agudizada entre finales de 2009 y septiembre de 2010 por la caída del nivel de agua en el embalse de la central hidroeléctrica de Guri.

El especialista explicó que las plantas no están hechas para asumir la demanda de electricidad, pues su función es corregir el voltaje para evitar fallas en áreas remotas por lo que se instalan cerca de los consumidores. «Sin embargo, el Gobierno le dio otra interpretación al colocarlas para soportar carga: cuando se presenta un apagón las plantas también se desconectan», dijo Saturno.

Agregó que otro error fue no prever la logística de mantenimiento a las unidades localizadas en zonas de difícil acceso, lo cual también dificulta el transporte del combustible (diesel) requerido por las plantas para generar energía. «Esto aumenta los costos de operación», indicó el experto.

Alirio Alencart, secretario general del sindicato de trabajadores eléctricos de Amazonas, informó que dos de los tres grupos electrógenos instalados en esa entidad no funcionan por falta de repuestos y Corpoelec alega no tener dinero para comprarlos. «La energía de esas unidades hace falta en el estado», advirtió.

El secretario general del sindicato de Monagas, Jhonny Echezuría, indicó que las plantas de Maturín, Aragua de Maturín, Caripito y Caripe están paradas porque la empresa de transporte del combustible se niega a prestar el servicio hasta que Corpolec pague la deuda pendiente.

Echezuría contó que los sindicatos eléctricos de otros estados le informaron que, por diferentes causas, están fuera de servicio la mayoría de las instalaciones de generación distribuida que están ubicadas en las áreas operacionales de influencia de las organizaciones obreras.

Víctor Poleo, ex director de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas, refiere que los cubanos han sido los grandes ganadores del programa, el cual ha costado 1,3 millardos de dólares a la nación sin contar el gasto de combustible, mantenimiento y reparaciones por el colapso de las unidades.

Dijo que el precio (1.500 dólares) por kilovatio instalado que cobra Cuba es superior al de 900-1.000 dólares de una central térmica grande, eficiente y moderna. Además, las plantas traídas de la isla caribeña funcionan a alta velocidad, lo cual implica revisarlas cada 5.000 horas de uso para hacerle el mantenimiento correspondiente.

En las termoeléctricas de mayor tamaño (800 o más megavatios de potencia instalada) la inspección se efectúa cada 10.000 y 20.000 horas de uso porque operan con turbinas a una velocidad menor.

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