Profesionales de Corpoelec migran a contratas en busca de mejores beneficios salariales

CORREO DEL CARONÍ

 

Luego de cinco años de vencimiento, los trabajadores de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) todavía esperan por una nueva convención colectiva que cubra las necesidades básicas. En ese período, paradójicamente, han conseguido resolver en la tercerización.

El primer contrato colectivo, y hasta ahora único del conglomerado de empresas del sector eléctrico creado en el 2010, contempla un tabulador y beneficios para el personal rotativo, según los testimonios de los empleados de la antigua Electrificación del Caroní (Edelca) que han optado por renunciar a la nómina y unirse a las contratas por mayores oportunidades.

De ser una de las empresas básicas más demandadas por los jóvenes profesionales de Guayana, poco queda de lo que alguna vez los motivó a buscar un trabajo en Edelca. Ahora, con beneficios contractuales cada vez más devaluados, la necesidad de subsistir se sobrepone al estatus y la meritocracia. ¿La consecuencia? Fuga de talentos y personal capacitado para el potenciamiento de las plantas hidroeléctricas.

Por ganar más 

Alexander Arcia, presidente del sindicato de la extinta Edelca y vocero de la Federación de Trabajadores de la Industria Eléctrica de Venezuela (Fetraelec), es testigo de esto. Desde hace unos meses ha denunciado que una gran cantidad de linieros de alta tensión, supervisores, operadores, abogados, contadores, licenciados, entre otros, han engrosado la lista de renuncias durante el último año.

“Saben que saliendo ganan más. La empresa contratista paga más a sus ingenieros pichones que lo que Corpoelec le paga a sus ingenieros contratados, por lo que cuando estos llegan a las contratas, aprovechan ese talento”, expresó.

Un liniero de alta tensión de la compañía, dependiendo de su grado como técnico superior o ingeniero, toma un aproximado de dos años de entrenamiento para manejar los voltajes en las torres de alta tensión y para trabajos de mantenimiento, limpieza de aisladores, y otros trabajos en las subestaciones.

Por este motivo, contratistas ofrecen trabajos transnacionales a profesionales formados en el país. Proyectos en Panamá, Colombia, Honduras y Estados Unidos se ejecutan con mano de obra venezolana. Pero lo que representa oportunidad de una mejor calidad de vida para algunos, deja un gran problema en las manos del Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

“Estamos quedándonos sin personal calificado para poder atender las fallas y reparaciones necesarias en las hidroeléctricas y subestaciones. No tenemos la misma cantidad de profesionales entrenados (…) Esto no significa que los que estemos no podamos solucionar los problemas, pero sí que el tiempo de espera será mayor al momento de cualquier situación”, puntualizó Arcia.

Beneficios extintos 

Para los empleados rotativos, los conceptos salariales y beneficios se traducen en una ventaja considerable sobre el personal técnico. Mientras que un profesional dentro de Corpoelec genera un ingreso de 13 o 14 mil bolívares mensuales, un trabajador de una contratista suma a su salario bonos por sobretiempo, horas nocturnas, comisiones, vehículos asignados y transporte, alcanzando los 33 o 35 mil bolívares al mes.

No obstante, esto no siempre fue así. María Suárez, trabajadora del sector eléctrico durante 25 años, todavía recuerda las condiciones en las que entró a Edelca en el año 1991, recién graduada como técnico superior en ingeniería en sistemas.

“Los profesionales, aparte de un sueldo digno, teníamos una póliza HCM verdaderamente única, seguros para los vehículos particulares, vacaciones por días continuos, planes vacacionales, servicios mortuorios, una buena prima para la educación de nuestros hijos y bonos otorgados por evaluaciones periódicas de desempeño”.

Actualmente, la mayor parte de estos beneficios son un recuerdo lejano; otros simplemente han decaído. Suárez utiliza como ejemplo de esto la situación del seguro HCM de la estatal, el cual es aceptado en clínicas solo con suerte, o la prima contemplada para la educación, que se perfila en 250, 350 y 500 bolívares mensuales por trabajador para cubrir la educación primaria, secundaria o universitaria de sus hijos, respectivamente.

Al preguntársele qué más se ha perdido desde el momento en que entró al sector eléctrico nacional, la ahora ingeniero contesta: “la ética, profesionalismo y meritocracia… Especialmente la meritocracia”. El factor que permitía una remuneración acorde a la preparación de sus empleados.

La lista continúa… 

“Yo trabajaba en una de las empresas contratistas de Corpoelec en el área de seguridad, pero renuncié alrededor de febrero. Cuando fui a cobrar la liquidación -que fue una tontería- quien me atendió mencionó que al menos 150 personas han entregado su carta de renuncia”, comenta un exempleado que prefiere mantenerse anónimo por continuar trabajando como particular en la industria petrolera nacional.

El entrevistado ratificó la existencia de una insatisfacción general en la compañía desde el 2010, cuando la fusión generócambios drásticos. “Estuve en la seguridad por 6 años. A los 5 meses de entrar, ya me había comprado hasta un carro nuevo de agencia, pero al poco tiempo se creó Corpoelec y entró en vigencia el contrato colectivo único”.

Sobre si los profesionales que han decidido pasar sus esfuerzos a las contratistas podrían regresar a la nómina fija de Corpoelec eventualmente, lo pone en duda.

“No creo que tengan un regreso fácil, si esta situación llega a cambiar, pero incluso quienes estábamos en las contratas nos estamos yendo. No quise entrar a ser personal técnico porque sé lo que va a pasar próximamente con la situación actual. Y como yo, muchos”.

El relato de este técnico, según Arcia, se multiplica en otras empresas básicas, cuyas expectativas laborales cada vez se reducen más por el declive productivo de la industria.

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