DIARIO EL IMPULSO (LARA)
Muy temprano grupos de vecinos de sectores del oeste de Quíbor, como Playa Bonita, Brisas de Jerusalén, El Caprino y Ché Guevara, comenzaron a llegar a la intersección de la circunvalación del sur de la ciudad con el propósito de hacer sentir su reclamo de un poco de atención por parte de la alcaldía de Jiménez y Corpoelec.
Algunos llevaban cauchos viejos y restos de árboles que colocaron en la carretera hacia El Tocuyo y antes del amanecer el tránsito por la misma estaba interrumpido en ambos sentidos por los obstáculos y las llamas que les consumían.
«Llevamos ocho años esperando nos hagan las instalaciones para que podamos recibir corriente normalmente y no ha sido posible por culpa de quienes están en la alcaldía, que no aportan los recursos necesarios”, manifestó Nellys Rodríguez, una de las vecinas de Brisas de Jerusalén presente en la protesta.
Explicó que ellos mismos tuvieron que instalar los cables para contar con electricidad, aunque con muchas irregularidades pues por la poca fuerza o suspensiones frecuentes se dañan los equipos de los hogares.
«En El Caprino” tenemos el mismo problema; hemos ido a Corpopelec y a la alcaldía a pedir un transformador y cuatro postes para nosotros hacer la instalación, pero no nos han hecho caso”, manifestó Wilmer León. La misma situación confrontan los vecinos del barrio Ché Guevara, cercano a la urbanización Playa Bonita, al oeste de Quíbor.
Yoly Rivero, habitantes, refirió que tienen serios problemas por las fallas en el suministro de electricidad pues las instalaciones también son irregulares, realizadas por los mismos vecinos.
«Tratamos de traernos unos postes abandonados en la carretera a El Tocuyo, pero nos dijeron que teníamos que pedirlas a Corpoelec en Barquisimeto, pero de ahí nos remitieron a Caracas”, agregó.
«Eso es pura burocracia y no le resuelven a uno los problemas de las comunidades, y mientras eso pasa, por falta de unos postes, tendremos que seguir con la luz robada”, expresó Manuel Rodríguez, otro vecino.
En el lugar se conoció que esa era la cuarta protesta con cierre de la carretera que llevaban a cabo los vecinos de Brisas de Jerusalén, El Caprino y Ché Guevara por la misma causa.
Mientras los dirigentes vecinales esperaban la presencia de algún funcionario de la Alcaldía de Jiménez o de Copoelec, muchos viajeros esperaban en los dos extremos o decidían retornar a sus sitios de origen ante la imposibilidad de seguir.
Poco después de las diez un empleado de Corpoelec trató inútilmente de convencer a los manifestantes para que se trasladaran a las oficinas de la empresa eléctrica a dialogar y buscar una solución al problema.
Los pasajeros de los colectivos optaban por bajar de los mismos, cruzar caminando las barreras y subir a otros para poder continuar hacia El Tocuyo, Quíbor o Barquisimeto.
Los conocedores de la zona podían buscar rutas alternas por los llamados «caminos verdes”, pero a los extraños no les quedaba más remedio que esperar o regresar.
Quienes sí aprovechaban la situación eran los mototaxistas que no se cansaban de hacer viajes cortos, de un extremo a otro, llevando mujeres, hombres y niños.
Uniformados de la Guardia Nacional y de la policía permanecían a la espectativa, sin intervenir, pero dispuestos a hacerlo ante algún conato de violencia.
El cierre se mantuvo hasta las dos de la tarde cuando se presentó un comisionado del alcalde y se llegó a un acuerdo mediante el cual se buscaría solución definitiva al problema que originó la protesta.