Retroceso energético

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Francisco Layrisse

Por muchos años, los venezolanos dimos por sentado la disponibilidad de prácticamente todas las fuentes de energía en nuestro país

Nos era difícil imaginar un país con dificultades para suplir o racionar el suministro de prácticamente cualquier tipo de combustible requerido para satisfacer las necesidades individuales y colectivas de nuestra población.

La imagen de los mechurrios encendido era parte del pasaje venezolano en las zonas petroleras en el interior del país y muy en particular. La obsesión de muchos de los venezolanos con responsabilidades en la administración de los recursos petrolero eran el aprovechamiento y preservación de esa riqueza para las futuras generaciones. La legislaciones existentes penalizaban la descarga del gas natura a la atmosfera, salvo por condiciones especiales, y propiciaban el uso de este energético en industrias, comercios y viviendas. Se impulsó intensamente la construcción de redes urbanas de distribución de gas, igualmente la adopción de este combustible en sustitución de los hidrocarburos líquidos que consumían distintas centrales termoeléctricas.
La electrificación del país, establecida como meta en los planes de la nación fue una constante en dichos proyectos a lo largo de los años en los gobiernos que sucedieron la dictadura perejimenista. Los planes de electrificación del país adelantados con asesoramiento de distintas agencias internacionales conllevó la racionalización de la generación eléctrica en nuestro país. Pequeñas e ineficientes planta de generación en distintos sitios de la republica fueron sustituidas por un progresivo y robusto sistema de trasmisión de electricidad. No obstante lo anterior, en el país persistían zonas de alta fragilidad desde el punto de visto de cobertura en el sistema de trasmisión de electricidad. Los recurrentes retrasos en la construcción de los sistemas hidroeléctricos en la región de los andes y las dificultades topográficas andinas y del noreste venezolano hacían de esas regiones puntos sensibles del sistema interconectado nacional.
Venezuela se presentaba como uno de los países más ricos del mundo en términos energéticos. La elevada disponibilidad y confiabilidad en el suministro de combustibles líquidos para todo tipo de aplicación, bien de consumo directo o de transformación posterior, la altísima disponibilidad y confiabilidad de energía eléctrica proveniente de una explotación hidroeléctrica limpia representaban quizás uno de los mayores logros de los venezolanos. De igual manera nuestro país se incorporó a la explotación de energéticos solidos como el carbón de Naricual y posteriormente de Guasare.
La producción y consumo de energía per cápita muy pronto se convirtió en una de las mayores del mundo, hasta un punto donde nuestro país se hizo uno de los más atractivos para las industrias que requiriesen importantes y confiables cantidades de energía.
Nuestro plantel industrial, nuestro urbanismo tuvo como una de sus grandes ventajas estratégicas, ventajas comparativas, la energía en sus distintas formas. Nuestro país adelantó los mecanismos para exportar esta energía mediante a construcción de redes eléctricas hacia Colombia y Brasil. De igual manera los hizo con los poliductos para intentar exportar gas. Los combustible líquidos bajo la forma de crudos y derivados se cumplían realizaban rutinariamente.
La ausencia de inversiones, de gerencia nos ha convertido en un país importador de gas, de electricidad, de racionamiento eléctrico, de fallas en el suministro de gasolinas. El actual gobierno nos regresó a los inicios del pasado siglo 20 y de continuar, lo hará al siglo 19.