DIARIO EL CARABOBEÑO

Precariedad. Esa es la palabra que define las condiciones con las que desde Corpoelec se intenta dar respuesta a las más de 200 interrupciones diarias del servicio eléctrico en Carabobo. La mayoría de estos casos debe esperar varios días para ser solucionado. Solo el 10% de las fallas que se presentan son atendidas con apenas un vehículo en cada circuito destinado para tal fin, y que con frecuencia se accidenta.
Aquí se trabaja con las uñas, exclamó Ernesto González, secretario ejecutivo del sindicato de la estatal en la región, quien lideró una protesta en las puertas del distrito sur de la compañía. Exigían la destitución de Jesse Chacón de la presidencia de Corpoelec y de la titularidad del ministerio de Energía Eléctrica.
El 80% de la flota de unidades de la compañía en la región está paralizado por falta de presupuesto que impide su reparación. Todo indica que sin mantenimiento posible de las redes, la crisis persistirá. De dos mil 500 automóviles entre grúas y camiones cesta con las que se cuenta en el estado, solo 500 están activas. Pero no ha sido por diligencia de las autoridades. Son los trabajadores los que han subsidiado esas unidades al costear reparaciones, compra de cauchos e incluso el pago de la gasolina.
La tesis del sabotaje fue rechazada. Denunciaron que al no contar con los equipos para atender las fallas son reprimidos por órganos de seguridad, cuyos funcionarios los señalan de saboteadores, cuando la realidad es que sin las herramientas necesarias una comunidad puede pasar hasta una semana con el servicio interrumpido.
La empresa se está parando poco a poco, alertó el presidente de la Federación de Trabajadores de la Industria Eléctrica de Venezuela (Fetralec), Ángel Navas.
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