Tormento eléctrico

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CRISIS ELÉCTRICA 

Dejamos la Semana Santa atrás y los venezolanos retomamos actividades agobiados por la catástrofe electro-energética del Sistema Eléctrico Venezolano (SEV). Catástrofe que ha sido inducida por un régimen, que quiere imponer sobre el país un manto de oscuridad. En los estados Apure, Barinas, Mérida, Portuguesa, Táchira, Trujillo y Zulia, entró la avalancha de apagones con la amenaza latente de expandirse a otras regiones.

No tardarán los anuncios del vicepresidente, ministros y comisionados cantando victoria popular por un supuesto “ahorro energético” durante la Semana Santa. Ningún ahorro, lo que hemos visto es destrucción económica a costillas de innumerables sacrificios y deterioro agudo  en la calidad de vida de quienes viven en las entidades ya mencionadas. Y cuando lleguen las lluvias, luego de una sequía inventada, dirán que volvieron a vencer y que todo está superado. 

No se necesita ser ingeniero eléctrico o mecánico para saber que el SEV está mal, eso se ve y se sientees un secreto a voces. Pero muy pocos saben cuán grave es la situación. Esto nos lleva a hacernos las siguientes preguntas: ¿Hasta cuándo durará esta crisis? ¿Cuánto tiempo tardaremos en recuperar la operatividad plena del SEV? ¿Cuánto nos costará? ¿Cuáles son las plantas o equipos que hay que arreglar? 

“No se necesita ser ingeniero eléctrico o mecánico para saber que el SEV está mal, eso se ve y se sientees un secreto a voces. Pero muy pocos saben cuán grave es la situación. Esto nos lleva a hacernos las siguientes preguntas: ¿Hasta cuándo durará esta crisis? ¿Cuánto tiempo tardaremos en recuperar la operatividad plena del SEV? ¿Cuánto nos costará? ¿Cuáles son las plantas o equipos que hay que arreglar?” 

Vamos a responder esas preguntas un poco más adelante porque primero debemos apuntar dos condiciones que deben darse para poder ejecutar cambios que mejoren el SEV. Y créanme, en esto no hay atajossólo mucho trabajo:

1) Cambio político, este per se no es suficiente, ni garantizaría los impostergables mejoras requeridas. Por esto es necesario que 2) La nueva administración rompa con todos los vicios que han traído al SEV hasta aquí (ponga usted en la palabra “vicio” todos los que se lo ocurran). Si esto no ocurrelejos de resolver la calamidad energética de Venezuela, seguro la agravarían y la gobernabilidad en el país estaría en riesgo.

Sobre las preguntas planteadas: 

El hasta cuándo de la crisis lo pone cada uno de los ciudadanos. Nada cambiará en Venezuela hasta que organizados y con una convicción que nos venga de las entrañas digamos ¡ya bastaY esto no es proceso, es una decisión. 

Cuánto tiempo tardaríamos  en recuperar el SEV: cada mes que perdemos en el circo electorero le suma a usted cuatro meses más de penurias y US$ 250 millones  en costos adicionales a un plan básico de a 5 años. Hay que ponerle un parao al circo electorero porque mientras más elecciones o supuestas consultas, peor estamos.

El cuánto costaría va en función de las matemáticas y si seguimos vacilando se agravarían exponencialmenteMientras más dilación tome salir del régimen, mayor serán los daños al SEV y, por ende, mayor tiempo y recursos se requerirán. 

Los recursos iniciales serían nueva deuda, de dinero que no tenemos porque nos lo robaron. La sostenibilidad a futuro pasa por sincerar las tarifas, para darle sostenibilidad del SEV. Esto no debe convertirse en una diatriba. La clave  está en ejecutar una administración transparente  y con un sentido de equidad que considere a todas las partes.


Cuáles serían las plantas o equipamiento afectado.
 

Gran parte de los equipos e instalaciones deben pasar por un proceso de mantenimiento integral y profesional. No estamos para seguir malgastando dinero que no tenemos comprando nuevos MW. Tenemos casi el triple de MW instalados para la demanda actual, eso nos da un margen importante de acciónLas “nuevas plantas” que se incorporarían serían sólo aquellas que han quedado inconclusas y que son realmente fundamentales para la operatividad. Los nuevos MW serían contaditos con los dedos de las manos y sobran dedos. 

No podemos darnos el lujo de caer en el cuento de la obsolescencia” que plantean los presentadores de “listas de deseos” inalcanzables y demagógicos. Insisto, todavía hay suficiente vida útil en el equipamiento existente

Cada dólar que se dedique al SEV tiene que ser guiado por estrictos criterios de austeridad y maximización de mejoría, dentro de una minimización de los tiempos para lograrlo. Quienes vayan en contra de este criterio, tal vez ellos o sus ideas, son los que han llegado al final de su vida útil.

Estamos yendo ahora “a paso de vencedores” de vuelta a la ruralidad y nos amenaza el terrible dicho “el último que salga que apague la luz”. Es la hora de la ética, el conocimiento y la honradez extrema.

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