Apagones frecuentes dañan vida pública y comercial

EL UNIVERSAL

Al menos cien edificios, pensiones y terrenos fueron invadidos en la zona

El barrio Catuche no pudo ser desalojado por completo tras los deslaves de 1999

«En la zona norte de Altagracia falla el servicio de electricidad con frecuencia. Muchos comerciantes y vecinos de la avenida Baralt están afectados con los apagones porque se retrasa la emisión de documentos en instituciones públicas y se pierden clientes por falta de electricidad», afirma Rafael Wolfan, líder vecinal de la parroquia y miembro del Frente de Defensa del Norte de Caracas.

Wolfan relata que en los vecinos de la parroquia Altagracia han hecho al menos 30 denuncias en la Corporación Eléctrica (Corpoelec) para que mejore el servicio de electricidad en esa comunidad. «En esa empresa del Estado no dan respuesta a las peticiones de los vecinos», destaca.

Explica que a la parroquia Altagracia llegó la construcción de un nuevo Mausoleo para el libertador Simón Bolívar que aún no se estrena.

«También se levantó una gran plaza detrás del Panteón Nacional que se mantiene vigilada mientras se concreta el traslado de los restos del Libertador al Mausoleo».

Wolfan cuenta que en la parroquia Altagracia tampoco se ha concretado una verdadera recuperación de los barrios Catuche y Terraplén. «En Catuche solo pintan fachadas y reparan techos. Es una zona muy afectada cada vez que llueve. Allí los planes de urbanismo y de desalojo de miles de familias fueron anulados: Mientras que en el barrio Terraplén, detrás del Mausoleo, tampoco se culminan las obras de canalización de quebradas ni la construcción de edificios para personas en alto riesgo o en refugios», indica.

Un gran número de indigentes y delincuentes también mantienen en zozobra a los residentes de la parroquia Altagracia. «Tenemos hasta dos muertos por día en las cercanías a ministerios y otros instituciones bancarias. Es una comunidad con muchas colas de visitantes que solicitan notas en el Ministerio de Educación Superior o que quieren resolver inconvenientes en el Ministerio del Trabajo. A ellos les toca vivir los robos y otras actuaciones de la delincuencia. En muchos de estos ministerios se tardan hasta un año para otorgar documentos», alerta.

A los problemas en Altagracia se suman las fallas en el servicio de recolección de desechos sólidos, el deterioro de la plaza Las Mercedes y la venta de drogas a lo largo del bulevar Panteón por las noches, asegura Wolfan.

«El Gobierno también ha permitido la invasión de edificaciones, comercios y terrenos. Hoy tenemos en Altagracia al menos cien edificios, casas, pensiones y terrenos invadidos, muchos de ellos detrás del Palacio de Miraflores. Son ciudadanos que llegaron a poner más desorden en Altagracia, otros cumplen las ordenanzas ciudadanas», agrega.

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