LA PRENSA DE BARINAS
Rafael Simón Jiménez
Uno de los objetivos de todos los regímenes autoritarios, ineficientes y corruptos, es tratar de producir en los ciudadanos una actitud de resignación frente al desastre en medio de la cual transcurra su existencia. Castrar en los individuos y las comunidades la capacidad de protestar y movilizarse frente a la mala calidad de los servicios, el deterioro en las condiciones de vida, y los padecimientos cotidianos, de ello no hay mejor ejemplo que el pobre pueblo hermano de Cuba donde el régimen fidelista lo ha condenado a vivir en la miseria, el hambre la esclavitud y la desesperanza, y a aceptar sin chistar el vía crucis al que ha sido condenado por la monarquía opresora de los hermanos Castro. Pretensión idéntica pareciera albergar, esta mala copia de la tiranía habanera, cuando somete al estado Barinas, como a casi toda Venezuela al déficit o interrupción crónica de servicios elementales como la luz eléctrica o el suministro del agua potable, cuya prestación estable ya resulta tan extraña, que a la copia del esclavizado pueblo cubano, podemos señalar que ya en nuestra ciudad capital y en todo nuestro territorio, no hay apagones sino «alambrones» como denominan en la Isla de los Castro, las pocas veces en que llega o se estabiliza el fluido eléctrico.
Es un verdadero vía crucis, tener a diario que sufrir recurrentes y largas interrupciones del servicio eléctrico, que se suceden sin planificación o aviso alguno, causando graves daños en la economía productiva y doméstica, que muchas veces se traducen en la afectación de aparatos, equipos y maquinaria que no resiste las interrupciones, ni las altas y bajas de corriente que se suceden a cada momento, y frente a la cual ningún organismo asume la responsabilidad. Llama la atención que al frente del suministro de este vital servicio se haya colocado uno de los vástagos más aventajados de la familia real lugareña, cuyo policamburismo en el ministerio y Corpoelec, no se ha traducido en mejoría alguna del servicio en Barinas, donde conocidas sus aspiraciones políticas debería al menos concentrar sus esfuerzos para restablecer y garantizar la estabilidad y continuidad del servicio eléctrico