CORREO DEL CARONÍ
PÚBLICO & CONFIDENCIAL/Damián Prat C.
Todos sabemos ya, que parte del proceso de ruina a que la “robo-lución” ha sometido a Guayana y sus industrias se refleja claramente en Bauxilum que es el primer y segundo eslabón de la cadena del aluminio. Ya sabemos que Bauxilum producía casi 6 millones de toneladas anuales de bauxita en la mina de Los Pijiguaos pero que ahora su producción no llega a 2 millones de toneladas debido a los años de abandono de la mina y sus equipos, abandono de las inversiones y del mantenimiento que ellos llaman “modo de producción socialista”. También se sabe que -para vergüenza de la nación- el gobierno “socialista” tiene 5 años importando bauxita (de Guyana, la mina de la transnacional Alcoa en Brasil, Indonesia, etc.). Y se sabe que la planta de alúmina en Puerto Ordaz ahora produce la mitad de lo que solía producir antes que el “estatismo salvaje rojo rojito” la destrozara. Todo eso que causa dolor, indignación y tristeza, sin embargo, podría tener elementos colaterales que agravarían más todo.
En Bauxilum circula profusamente un informe presuntamente elaborado por Auditoría Interna de la empresa en forma de “borrador” y que estaría en espera de su aprobación definitiva. Trabajadores y técnicos de larga experiencia consultados estiman que más allá de las razones por las que el presunto informe habría quedado “congelado” o por qué se hizo, muchas de las observaciones contenidas se corresponden con lo que todos adentro ven.
Llama la atención que buena parte de la bauxita importada se le compra nada menos que a la cuestionada transnacional Glencore y parece ser parte de los convenios firmados por “la revolución” comprometiendo pago de deuda con materias primas o productos primarios. Un clásico ejemplo de un modelo entreguista de la soberanía nacional, de esos que la izquierda latinoamericana siempre criticó ácidamente a aquellos antiguos gobiernos “bananeros”. Se paga con alúmina a Glencore un préstamo viejo. En eso ya tenemos al menos 6 años. ¡Las venas abiertas de América Latina!, diría Eduardo Galeano tan citado por estos “revolucionarios” cuyo fariseísmo parece no tener límites. ¿Tenemos patria?
Lo peor es que Glencore nos vendería la bauxita importada para luego cobrar en alúmina, el producto que se deriva de la bauxita. ¿Qué clase de negocios son esos? ¿Para hacer esos “negocios” fue que se destruyó la producción de bauxita en Pijiguaos? ¿Todo es adrede? ¿Es para seguir con ese “negocio” que el gobierno no invierte para recuperar los equipos e instalaciones de Pijiguaos?
Ahora bien. Extraer, procesar y transportar la bauxita en Venezuela, hecha por esa empresa venezolana y con trabajadores venezolanos tiene un costo de producción aproximado de $ 38 la tonelada, al menos en 2012. ¿Es cierto que la bauxita importada, contando fletes, transporte y gastos asociados sale en $ 85 la tonelada? Algunos hablan de hasta 102 dólares contando otros costos asociados. ¿Quién responde por eso Sr. Maduro? Se supone que todos esos contratos pasaban por Consejo de Ministros.
La bauxita es transportada desde Pijiguaos hasta Puerto Ordaz (casi 400 km de navegación por el Orinoco) en “trenes” fluviales de gabarras. Como no hay dinero para pagar a las empresas que prestan el servicio, incluyendo carga y descarga en muelles, se le estaría pagando “en especies”, es decir, con bauxita que ellos mismos se encargarían de vender para cobrarse su contrato. ¿A cuánto se le coloca el precio de esa bauxita “entregada”? ¿Acaso es a $ 32 dólares como dice el presunto informe-borrador? ¿Compramos bauxita a 85 y la vendemos a 32? ¿Cómo es eso?
Siguen las preguntas. ¿Esos contratos de importación y de canje por deuda los autorizó la Junta Directiva de Bauxilum? ¿Y CVG? ¿Y el Mibam antes y Min Industrias ahora? Versiones internas aseguran que la Junta Directiva habría autorizado a la jefatura de la empresa “a negociar” pero no conoció los acuerdos alcanzados. ¿Es cierto eso? ¿Con cuántas toneladas de bauxita se pagó a la contratista del transporte? ¿Es cierto que fueron 900 mil toneladas en dos años? Hay técnicos que calculan el daño patrimonial en hasta 60 millones de dólares. ¿Tenemos patria o es, como todos sabemos, tan solo un slogan de publicidad engañosa?