DIARIO EL CARABOBEÑO
La cena está lista, siempre puntual como todos los días. Carmen Bracamonte se sienta en la mesa con su esposo y sus dos hijas, pero algo está mal. El jugo que compró está dañado. “Debe ser que está vencido”, dice. Pero no. Aún falta una semana para la fecha que marca el envase. Como ella, ocho clientes más van al día siguiente al local con el mismo problema. Los cortes en el suministro eléctrico no paran de causar pérdidas.
La semana pasada la interrupción en el servicio ocurrió a diario. Cuatro horas al día y en horarios distintos y no previstos. “No hay ningún aviso que nos pueda preparar”, dijo Joel Monsalve, encargado de un mini mercado del sur de la ciudad, quien ha advertido a los consumidores que la mercancía no está bien refrigerada.
El proveedor hace cambios de jugos pasteurizados que no se vendieron antes de la fecha de vencimiento. Pero cuando se trata de fallas eléctricas no dan ninguna respuesta.
En la bodega de Luisa Martínez ya no hay nada en la nevera. Ella optó por no comprar más mercancía que requiere refrigeración. Son productos regulados que se les gana menos del 5%, “y con el riesgo es mejor no ofrecerlos”.
Maritza Ospina necesita 400 mil bolívares para comprar el motor de la nevera de charcutería que dejó de funcionar la semana pasada con uno de los cortes eléctricos. El problema no fue la interrupción, sino cuando fue restituido el servicio. La refrigeradora no volvió a encender.
El Plan de Administración de Carga fue anunciado por Corpoelec para ser implementado desde el sábado 26 de septiembre hasta el lunes 28. Hasta ahora no se ha dejado de aplicar.
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