DIARIO EL TIEMPO (ANZOATEGUI)
93 familias de un barrio de El Tigre están desesperadas debido a las fallas de luz. También exigen el asfaltado de las vías, un banco de transformadores propio y un acueducto
El Tigre.- 93 familias que residen desde hace cinco años en el barrio Manuela Sáenz, en el municipio Simón Rodríguez, se sienten desasistidos.
Los ciudadanos no encuentran cómo hacer para llamar la atención del gobierno y exigir la culminación de la red del servicio eléctrico, a fin de mejorar la distribución de energía.
El dirigente vecinal Leomar Pereira indicó que actualmente reciben la corriente de la urbanización Ezequiel Zamora I, debido a que carecen de un banco de tres transformadores que les permitiría “independizarse”.
Sin embargo, no es suficiente. Los ciudadanos no pueden encender varios equipos al mismo tiempo, porque el “improvisado” sistema con el que cuentan no tiene la capacidad para satisfacer la demanda.
Y es que, según los vecinos, la carga no llega a los 110 voltios, lo cual afecta el funcionamiento de las neveras, los ventiladores, las lavadoras y televisores.
Además, les resulta imposible utilizar aires acondicionados porque carecen de energía de 220 voltios.
En el mes de junio, el alcalde Jesús Figuera donó dos transformadores de 37 KVA, pero aún esperan que se concrete la entrega del material que falta para construir el sistema.
El año pasado lograron conseguir e instalar unos 20 postes a través de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), la Corporación Eléctrica Nacional, S.A (Corpoelec) y empresas privadas. No obstante, todavía requieren los aislantes, perchas, tres tabacos y en un futuro aspiran a tener un banco de transformadores propio.
Pereira destacó que hace una semana se reunieron con el mandatario local, con el objetivo de exigir celeridad en la realización de la obra.
El ama de casa Roxibel Centeno manifestó que las circunstancias son críticas, porque cada vez que se produce un “bajon” se queman o deterioran los artefactos eléctricos, y tienen que correr a desenchufarlos.
Yetsimar Alfonzo, quien vive en la calle N° 6, alegó que necesitan energía porque no puede ni encender la licuadora para preparar los alimentos a los niños.
La misma inquietud mostró Heidy Pérez, quien expresó que “la mayoría de las veces tienen que comprar la comida del día y así el dinero no les alcanza”.