Cortoelec, el gran negocio socialista

EL UNIVERSAL

DÁMASO JIMÉNEZ

Hace apenas una semana fue decretado el estado de emergencia del sistema eléctrico nacional por el propio presidente Maduro y el nuevo ministro en esta competencia Jesse Chacón, para un lapso de 90 días que ya comenzaron a descontar y que no ha quitado el sabor de incertidumbre en esta especie de Waterloo que pende sobre el recién estrenado gobierno.

Por el contrario, fuera de las acostumbradas amenazas que ya lucen cotidianas, hasta ahora no se ha vislumbra ningún tipo de cambio que logre redimir el manejo de la industria eléctrica nacional por parte del socialismo, ni la pericia que en el corto plazo espera la ciudadanía para que sea descartada de forma inmediata, por ejemplo, el plan de racionamiento de cortes eléctricos, que continúa colapsando todas las tardes a un país azotado por los apagones impertinentes.

Se desconoce hasta ahora el tratamiento que tendrán los problemas de fondo de un sistema abandonado a su suerte en estos últimos 14 años en cuanto a inversión, planificación,  desarrollo y de recurso humano, pero llama la atención que sea el propio gobierno del presidente Maduro el que siga atacando la razón de ser y de existencia del propio proyecto revolucionario del comandante Chávez como son los trabajadores, a quienes sin ningún prurito ni tacto en el manejo de las capacidades, han terminado por responsabilizarlos de la desidia y la incapacidad de la industria eléctrica nacional, al señalarlos como los saboteadores natos de un sistema, cuyos apagones son planificados desde la alta gerencia enchufada que diseña el plan de racionamiento impuesto en el país.

De acuerdo con lo expresado en el decreto 9, publicado en la Gaceta Oficial Número 400.828 de fecha, lunes 22 de abril de 2013; la Fuerza Armada Nacional Bolivariana será ahora la encargada de controlar y manejar en adelante el funcionamiento de las áreas que integran el sistema eléctrico nacional, por lo que se ordenó el resguardo inmediato de este tipo de instalaciones en toda la nación, a pesar que es del conocimiento público que tanto las instalaciones eléctricas como las petroleras son zonas de seguridad nacional desde la era democrática inclusive, por lo que este punto no deja de ser una medida efectista para posibles manejos represivos a futuro.

Expertos en la materia como el ingeniero Ciro Portillo, de la desaparecida empresa Enelven, ha señalado que el nuevo decreto tiene 3 enfoques claros, volver a comprar a dedo una gran cantidad de equipos y efectuar contrataciones de empresas sin ningún tipo de licitación, tal como sucedió con el decreto de emergencia del presidente Chávez anunciado en el 2010 que evidentemente no llegó a nada, pero sí enriqueció a unos cuantos; segundo, guerra a los saboteadores de la industria eléctrica lo que implica persecución interna, y por último justificación del ámbito militar en el negocio.

Para nadie es un secreto que el actual gobierno ha invertido 60 mil millones de dólares en la industria eléctrica nacional en los últimos 14 años, más que cualquier otro gobierno alguno, sin embargo la capacidad instalada en el 98 era de 15 mil megavatios y actualmente sólo es de 17 mil megavatios, un crecimiento muy pobre en comparación con el crecimiento de la población venezolana, lo que indica que no ha sido un problema de inversión, pero sí un negocio cuantioso para quienes se han encargado de solventar por encima el manejo de este trauma nacional desde que el ex presidente  Chávez anunciara la crisis eléctrica.

Por allí han pasado desde Alí Rodríguez Araque y su séquito de empresarios castristas del G-2 cubano, hasta Héctor Navarro, Elías Jaua, Rafael Ramírez, Argenis Chávez y ahora Jesse Chacón, todos representantes de diferentes clanes, facciones y grupos de poder dentro del exclusivo buró del chavismo después de Chávez, fuertemente blindados y que forman parte de ese gran consorcio burgués del socialismo del siglo 21.

No en balde al grupo militar que lidera Diosdado Cabello y que se encargará en adelante de regresar la optimización del sistema eléctrico al país en tan sólo 90 días, ya le había sido aprobado el pasado 2 de abril por la Asamblea Nacional, la cantidad de 345 mil 680 millones de bolívares, como un adelanto para intentar estabilizar la situación eléctrica nacional.

Mientras tanto los altos picos de consumo previstos para mayo y los niveles de temperatura que ya rebasan los 38 grados en todo el territorio nacional comienzan a hacer estragos en el tema de los apagones y sus consecuencias podrían intensificarse, pese al reto y de la apuesta del ministro Chacón de renunciar si no resuelve el problema en 3 meses.

Las 7 acciones del ministro Chacón no dejan de ser una manifestación de voluntad del gobierno nacional para con la crisis eléctrica, una solicitud a los venezolanos para sumarse a la campaña para reducir el consumo excesivo sin disminuir la calidad de vida, pero no explica realmente cómo se va a resolver el tema del colapso justo cuando existen temas neurálgicos como la contratación colectiva impagable de esa empresa del Estado, que fue aprobada en su momento y forma parte del legado del ex presidente Chávez para con sus trabajadores, así como el tema de absorber a los tercerizados como nómina de la empresa, sin dejar a un lado la necesidad de replantearse todo el sistema eléctrico nacional sin persecuciones políticas.

Podría ser el momento de comenzar a escuchar y utilizar como es debido los recursos. Tienen que saber que Corpoelec forma parte de un viejo esquema fracasado que requiere ser descentralizado, hay que brindar mayor respeto a los trabajadores y reposicionar a los profesionales de merito que aún trabajan en la industria en puestos claves operativos, sin obviar una repotenciación del mantenimiento del sistema con buenos contratistas que compitan y se ganen con eficiencia sus competencias y no por amiguismo y corrupción, los recursos deben destinarse para contar con un stock de repuestos a disposición, sin olvidar que una buena administración de los recursos es mejor negocio que los intereses que se le puedan sacar al caos y la ineficiencia, lamentablemente los militares no han demostrado ser muy talentosos en esta área en su ya larga pasantía en el gobierno.

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