Gustavo González U
El 5 de marzo 2010 escribi un artículo “Causas de la crisis del SEN-Sector Eléctrico Venezolano” en el cual indicaba que, entre los múltiples factores que a lo largo del periodo 1999-2010 originaron y aún continúan deteriorando la operación del SEN, se encuentran:
1) Ausencia total de una planificación coherente y ausente del factor subjetivo;
2) Incapacidad e ineficiencia total en la ejecución de las obras en general;
3) Olvido total del mantenimiento requerido en sistemas tan complejos, como el eléctrico;
4) Ignorancia irresponsable del valor del agua y de la operación de un sistema hidrotérmico con una alta participación de la hidroelectricidad; y
5) Despilfarro de la ingente cantidad de recursos asignados al SEN.
Necesidad de planificar
La necesidad de “planificar” en el caso del SEN esta además plenamente justificado por la simple realidad de que un sistema eléctrico entra en condiciones de falla, es decir, no ser capaz de satisfacer la demanda, cuando ocurre una o cualquier combinación posible de las siguientes circunstancias:
Incremento de la demanda superior al previsto;
Indisponibilidad forzada de equipos de generación y/o transmisión; o
Insuficiencia de aportes hidráulicos.
La demanda máxima eléctrica del país en los últimos 25 años se dio en 2013 que llegó a un tope de 18.696 megavatios, cayó a 10.948 megavatios en 2019; es decir, casi a lo mismo que en 1998. Se trata de un retroceso en la prestación de un servicio clave para el desarrollo integral de un país. Hoy en día, en el 2024, apenas roza los 14.000 MW y se racionan entre 1.500 y 2.000 MW diarios a nivel nacional, es decir, la demanda máxima servida no pasa de 12.000 a 12.500 MW. Es evidente que la demanda no es culpable de las fallas y racionamientos sino, más bien, es la victima de la ineficiencia, incapacidad, falta de mantenimiento e ignorancia del operador del SEN al cual se le han asignado más recursos en 25 años que en los 40 años de democracia.
Indisponibilidad forzada de generación y/o transmisión
La crisis energética de Venezuela comenzó en 2009 y continúa hasta la actualidad. El país enfrenta un déficit de generación de energía eléctrica. En 2019, la disponibilidad de generación termoeléctrica en estados petroleros como Zulia y Falcón cayó de un 67% a menos de un 5%. En la actualidad de casi 35,000 MW de capacidad instalada solo estan disponibles unos 10.000 MW de los cuales 8.000 MW son de hidroelectricidad de los 17.000 MW instalados y apenas 2,000 MW térmicos de los 18.000 MW instalados.
Hubo dos apagones importantes en 2013, el primero de ellos ocurrió el 3 de septiembre por una falla en la línea de transmisión principal de 765 000 kV que fue el factor que ocasionara que casi el 70 % de Venezuela quedara sin suministro eléctrico. La versión gubernamental fue la de un acto de sabotaje emprendido por factores de la oposición política, mientras que expertos esgrimían como factor esencial de la falla el escaso mantenimiento del sistema y la corrupción administrativa. Mientras que el segundo evento ocurrió exactamente tres meses después, el 3 de diciembre. En 2016, Venezuela sufrió una grave crisis de electricidad que causó cortes de energía, cierres de la industria y la decisión del presidente Nicolás Maduro de reducir las horas de trabajo de los empleados del gobierno.
Expertos atribuyen la crisis a la falta de mantenimiento, el déficit de suministro de combustibles, a la corrupción en el sector, los bajos salarios y a la inexperiencia en el campo por la crisis migratoria venezolana. Por su lado el gobierno atribuye los apagones a supuestos sabotajes, ataques electromagnéticos y cibernéticos, y supuestos francotiradores. En 2018, el Ministro de Electricidad dijo que en algunos casos, las fallas en el sistema eléctrico las producen animales tales como: ratas, ratones, culebras, gatos, ardillas, rabipelados, zamuros, etc., que buscando madriguera, nido o lugar donde ocultarse, se introducen en equipos del sistema causando la falla.
Insuficiencia de aporte hidráulicos
En el 2009 se dio una prolongada sequía por una ocurrencia del fenómeno climático de El Niño, que se empezó a desarrollar desde julio de 2009. \La situación de «emergencia eléctrica» decretada por el gobierno el 21 de diciembre de 2009, fue suspendida el 30 de noviembre de 2010; no obstante, el 14 de mayo de 2011, luego de que el país experimentase dos apagones nacionales, el gobierno de Hugo Chávez anunció un plan de racionamiento temporal y reconoció que el sistema eléctrico continuaba enfrentando «debilidades en la generación» que no esperaban superar hasta finalizar el año. Ya no es temporal y la debilidad es su fortaleza
Los apagones eléctricos de Venezuela de 2019 fueron una serie de 4 cortes de suministro eléctrico a nivel nacional. El primero comenzó con el «mega apagón» que se produjo el jueves 7 de marzo de 2019 y duró en algunos estados entre cinco y siete días continuos afectó seriamente al sector eléctrico del país en la mayoría de sus 23 Estados y el Distrito Capital, El lunes 25 de marzo ocurrió un segundo apagón donde otra vez quedó sin energía un total 16 Estados, la causa fue una falla en la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar en la represa del Guri. El viernes 29 de marzo ocurrió un tercer apagón, que duró más de 4 días y que afectó 23 estados. Para el martes 9 de abril de ese mismo año, sucede un cuarto apagón en toda Venezuela. Otro apagón de gran magnitud ocurrió el lunes 22 de julio.
Ignorancia del valor agua y de la operación de un sistema hidrotérmico
Volviendo a las causas de condiciones de falla en un sistema eléctrico, No, el fenómeno del Niño no es la causa de los racionamientos eléctricos en Venezuela, sino que la crisis eléctrica en el país se debe a otros factores: Falta de inversión en infraestructura, corrupción, ineficiencia en la gestión, desactualización de las plantas de energía, limitaciones en la red de transmisión nacional y una red de distribución muy antigua. Particularmente, a la ignorancia supina de lo que es el valor Agua y de la operación de un sistema hidrotérmico de electricidad
Con cierta frecuencia en los últimos 25 años, el operador del SEN ha mencionado el fenómeno climático “El Nino” como causante de la crisis del sistema sin que realmente haya sido así. La regulación de un embalse es crucial para garantizar su funcionamiento óptimo y minimizar los impactos ambientales y sociales. En ese sentido, en un embalse regulador, como es el caso de Guri, se debe regular el nivel de agua para mantener un equilibrio entre la oferta y la demanda de agua, aguas abajo, y se debe controlar el caudal de agua que entra y sale del embalse para optimizar la operación hidrotérmica del sistema de generación del SEN. y evitar la descarga por los aliviaderos.
El embalse de Guri tiene una regulación casi trianual, es decir, puede soportar 3 períodos secos consecutivos sin deteriorar su desempeño operativo. En los últimos 25 años nunca hemos tenido tal serie de periodos secos en Venezuela. Es evidente que los años en que El Niño ha afectado fuertemente la operatividad del SEN, ha sido por ignorancia y pésimo manejo del embalse de Guri. Un buen operador debe regular el uso del agua del embalse para garantizar que se utilice de manera eficiente y justa en todos sus usos.
Los dineros eléctricos
Otra de las causas fundamentales de la crisis del SEN tiene que ver con la corrupción en la ejecución de recursos destinados para el mantenimiento, modernización y ampliación del sistema eléctrico. Muchos de los proyectos de electrificación para las diferentes regiones de Venezuela se han quedado en el papel y los recursos en manos de los corruptos. Según especialistas, hasta el 2022, para el sector eléctrico se han destinados más de 100 mil millones de dólares y el país está padeciendo apagones constantes, interrupciones del servicio eléctrico prolongadas, racionamiento. Este es el resultado de la irresponsabilidad y corrupción del régimen en la administración de los recursos de los venezolanos. Igualmente, el Gobierno nacional ha donado «más de 70 mil millones de dólares» para otros países aliados, en lugar de invertirlos en el sistema eléctrico nacional.
Incapacidad de ejecución de obras
Otro de los factores de la crisis del SEN, señalados al inicio, es la incapacidad de ejecución de obras del gobierno Chávez-Maduro. Para muestra bastan dos ejemplos. La construcción de la central hidroeléctrica Caruachi arrancó en 1997 y, si bien estaba prácticamente terminada en 2003, no fue inaugurada hasta el 2006. Así que para su culminación definitiva la CVG-Edelca necesitó nueve años y su costo de inversión a la Nación fue de 2 mil 500 millones de dólares. La central Tocoma, de características eléctricas similares a Caruachi, empezó en el año 2002 y oficialmente todavía no va por encima de 2/3 de su ejecución (pese a que dijeron estaría lista en 2012), pero su costo ya supera los 10 mil millones de dólares. Las dos son igualitas. ¿Por qué la diferencia? Porque Tocoma se le asignó sin licitación a los hermanos brasileños de Odebrecht. Otro caso muy sonado de corrupción es el de Derwick Associates, ampliamente difundido en los medio sociales, donde hubo sobreprecios escandalosos y suministro de equipos usados.
Racionamientos en la Isla de Margarita
El estado Nueva Esparta se encuentra desde hace más de una semana en la oscuridad. En lo anterior inciden 2 realidades. El primero es el desmantelamiento y chatarrero del sistema de combustible dual que había en las 2 plantas de generación más importante de la isla, sus unidades pueden consumir gas y/o combustible líquido. Eso es un error imperdonable en el SEN. El segundo es que el tamaño de 87 MW de algunas unidades era demasiado grande para un sistema con una demanda de 200 MW en ese entonces. Al fallar una unidad, alrededor del 40% de esa demanda hay que racionarla. Son dos errores garrafales en el SEN, por ignorancia o por corrupción al chatarrear los sistemas duales de combustibles. Los cortes eléctricos se extienden hasta por 20 horas y han sumido a Nueva Esparta en una total parálisis económica y ni hablar de la afectación que tal situación genera en la población.
Con el accidente del 11 de noviembre en la planta de gas Muscar en Monagas, vuelve a dejar a la isla en un racionamiento de 12 horas rotativo. En 2018, un evento similar ocurrió por la ruptura del Gasoducto de 36, ubicado en el sector La Pared, localidad de San Pedrito, municipio Sucre del Estado Sucre y dejó sin electricidad a Nueva Esparta. No aprenden.
No queda duda que la causa principal de los racionamientos es la desidia del administrador-operador del SEN. Venezuela cuenta con la infraestructura necesaria para suplir toda la demanda de electricidad, pero es absolutamente necesario que se permita a la empresa privada participar en la rehabilitación del parque eléctrico del país.