CORREO DEL CARONÍ
“Se volvió a ir la luz”, es la frase que más se ha escuchado en la capital del municipio Piar desde mediados de abril. Actualmente se han acentuado las interrupciones del servicio eléctrico, afectando de manera considerable las diferentes actividades de los upatenses.
Las manifestaciones de malestar por “los apagones” cada día tienen mayor notoriedad en el colectivo: por los daños en los aparatos electrodomésticos y la descomposición de los alimentos que ameritan refrigeración. Comercios, instituciones financieras, educativas, salud y las dependencias del gobierno no puede cumplir sus funciones con normalidad.
“Aquí se va la luz hasta cinco veces”, dijo Gerardo López, habitante de la urbanización Coviaguard, un sector que se encuentra conectado a la subestación La Romana, puesta en servicio hace tres años; pero que ahora ha presentado muchos problemas, pues también genera la energía a todo un circuito que equivale a unas 20 comunidades y la zona industrial.
“No es posible que desde el gobierno se hable de saboteo y ahora que todas las subestaciones están militarizadas no se explica (la ausencias de luz); es la falta de inversión y mantenimiento lo que hace que la ciudadanía no cuente con buen servicio eléctrico”, señaló Jesús León, habitante de la urbanización Libertador.
“Mira, cuando no son los apagones es porque se pegan las guayas, y hay que esperar hasta que venga el camión a separarlas utilizando palos de escoba, eso se debe porque esas bichas ya están vencidas”, expresó Carmen González, de la comunidad La Llovizna.
Racionamiento
Aunque no hay confirmación por parte de la gerencia de Corpoelec, en Piar, de racionamiento en los esquemas pautados por el nuevo ministro de energía eléctrica Jesse Chacón, esta situación genera malestar, pues los cortes no son anunciados a tiempo.
Esta situación también viene afectando ya con más antelación a los municipios del sur del estado Bolívar. En poblaciones como Tumeremo, capital del municipio Sifontes, pasan hasta cinco horas sin el fluido eléctrico.