EL SOL DE MARGARITA
68% de la energía utilizada en América Latina proviene de fuentes no renovables, hidrocarburos y nuclear, una cifra que aunque elevada deja a la región mejor posicionada que otras áreas
Brasilia. Pese a su elevada dependencia del petróleo, América Latina llevará ventaja sobre el resto del mundo cuando gobernantes de más de un centenar de países se congreguen en Brasil a discutir la adopción de un modelo energético sustentable en la cumbre Río+20 la próxima semana.Latinoamérica, región rica en combustibles fósiles, ha sabido aprovechar su naturaleza para transformarla en energías renovables, como se conoce a aquellas capaces de reabastecerse a diferencia de los combustibles fósiles y la nuclear, cuya existencia es limitada y más contaminantes.
“América está en una situación privilegiada relativa al mundo como un todo, en especial en Brasil porque antes de cualquiera de las crisis energéticas, concentró esfuerzos en energía hidroeléctrica y alcohol carburante”, comentó a The Associated Press el principal especialista en energía del Banco Interamericano de Desarrollo, Arnaldo Vieira de Carvalho.
Datos de la Agencia Internacional de Energía de las Naciones Unidas refuerzan su argumento: 68% de la energía utilizada en América Latina proviene de fuentes no renovables, es decir, hidrocarburos y nuclear, una cifra que, pese a ser elevada, deja a la región mejor posicionada que otras áreas. El mundo en su conjunto depende 87% de fuentes no renovables, en la Unión Europea tal dependencia es de 90%, en Estados Unidos es de 94% y en Japón de 97%.
Si se cuenta sólo la energía eléctrica, en América Latina 69% del total proviene de fuentes renovables, con 66% hidroeléctrica, 3% biomasa (de origen vegetal) y una pequeña porción de fuentes alternativas eólica y solar.
En contraste, el mundo en su conjunto utiliza 18% de energía renovable, misma cifra que se encuentra en la Unión Europea y Africa. En China la proporción es de 17%, en Estados Unidos de 11% y en Japón de 9%.
Sin embargo, América Latina presenta contrastes marcados, con Brasil en una posición de privilegio por sus históricas inversiones en hidroenergía y generación de alcohol combustible a base de caña de azúcar.
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