CORREO DEL CARONÍ
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En diciembre de 2009 cuando el Ejecutivo ordenó apagar hornos en la Siderúrgica del Orinoco Alfredo Maneiro (Sidor) y celdas en las reductoras de aluminio CVG Venalum y Alcasa, la coyuntura parecía eventual.
Al menos así lo hizo saber el entonces ministro de Industrias Básicas y Minería, Rodolfo Sanz, quien se comprometió a revertir la situación en el mediano plazo y a brindar soporte financiero para recuperar la capacidad de producción.
Todo, cuando pasaran los efectos de El Niño, que en ese periodo fue menos intenso comparado con el ciclo hidrológico actual desfavorable, que acumula más de 21 meses y que ha llevado los niveles del embalse de Guri a menos de cinco metros del inicio de la zona de colapso.
Esa condición para devolver la productividad de las industrias, cuando pasaran los efectos del fenómeno climático vino como un déjà vu hace una semana cuando las acerías de Sidor no pudieron arrancar por la crisis eléctrica, tras más de un mes paralizadas. La empresa informó a través de sus redes sociales que “conscientes de la emergencia eléctrica que atraviesa el país, Sidor se suma al decreto de emergencia dictado por el Ejecutivo nacional”.
“Superados los embates de El Niño, reiniciaremos operaciones con normalidad, impulsando los motores de la agenda económica bolivariana”, añadió la industria a través de la cuenta oficial de su presidente militar, Tomás Schwab.
La normalidad que la cabeza de la industria promete una vez que pasen los efectos de El Niño, era la misma que los trabajadores esperaban llegara en el 2010, luego de que la etapa más dura de la sequía pasó e inició la instalación de dos plantas termoeléctricas en los patios de la siderúrgica, supuestamente para operar durante crisis de este tipo y bajones de electricidad. Esa normalidad nunca llegó y los trabajadores lo recuerdan.
Jorge Machuca, trabajador del área de Laminación en Caliente de Sidor y miembro del Movimiento de Sindicatos de Base (Mosbase), resaltó que precisamente las plantas termoeléctricas, con una capacidad para generar 430 MW, “son un monumento a la desidia y a la irresponsabilidad de este Gobierno que no ha querido meterle la mano a las empresas básicas”.
“Más allá de la crisis eléctrica, ya estas empresas han estado sometidas a la desidia (…) Los trabajadores que laboramos por turnos hemos venido clamando resolver el tema, que las empresas tengan productividad, insumos y repuestos para tener eficacia, ese ha sido nuestro reclamo siempre porque si esas empresas caen, caen nuestras familias”, señaló.
El sidorista enfatizó en que la existencia de una “sociedad de cómplices de los sindicalistas y militares a cargo de las industrias” ha impedido revertir su descalabro productivo, una situación que solo ahora con la caída de los precios del petróleo cobra importancia.
“La única forma de resolver el problema de las industrias es que recojamos las firmas para salir de este gobierno ineficaz porque el problema no somos los trabajadores, sino que hay un gobierno que ha venido a destruir a Guayana”, expresó.
El Niño vivo
Para Pedro Perales, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria del Aluminio (Sutralum), empresas como Venalum ya dieron su cuota de aporte entre 2009-2010 cuando se desincorporaron más de 300 celdas de reducción de aluminio, que años luego siguen apagadas.
“Ya pagamos nuestra cuota en el 2009 después de una evaluación, para que las plantas estuvieran activas. Lo que estamos revisando ahora es que se mantengan las celdas actuales operativas y después de que se mejore la situación del embalse de Guri, iniciar la incorporación de celdas”, expresó.
Estudios realizados por distintos expertos eléctricos indican que pasada la fuerte sequía de 2010, Guayana siguió siendo racionada desde el punto de vista eléctrico, sacrificando la productividad de las empresas básicas, que antes de la crisis energética de ese periodo, lograron récords de producción en el caso de Sidor y Venalum.
Perales destacó que, después de ese periodo de fuerte restricción, el fenómeno El Niño siguió vivo, lo que impidió incorporar más celdas de reducción de aluminio. “El fenómeno natural no había bajado, todavía estaba vivo en el ambiente y no había desparecido. Como estaba vivo no podíamos incrementar el número de celdas de forma abrumadora, ahorita estamos todavía haciendo esa evaluación”.
En la actualidad, precisó, están operativas entre 238 y 240 celdas, un número inferior al que la empresa aspiraba tener al cierre de enero para culminar el 2016 con 445 celdas en servicio, de un parque de 905 celdas en total.
“Con este número de celdas se mantiene activa la planta y el esquema del producto interno bruto y los salarios a los trabajadores. Mientras no mejore la situación eléctrica no va a ser posible incorporar más celdas”, dijo, en un contexto de caída de las actividades no petroleras al cierre del 2015, según cifras del Banco Central de Venezuela (BCV).
– ¿Como dirigencia sindical tienen alguna crítica a la conducción del sector eléctrico considerando que existe una capacidad instalada termoeléctrica en desuso y proyectos hidroeléctricos como Tocoma con años de retraso?
– Lo que hemos planteado es que el Gobierno escuche la voz de los trabajadores, y que nos sentemos para definir la ruta de trabajo, y no que haya imposiciones, siempre hemos planteado que podamos definir cómo hacer las cosas. Sabemos que este fenómeno natural no tiene nada que ver con el Gobierno. Lo que reclamamos es que seamos escuchados.
La oportunidad sigue allí
Las industrias de Guayana atraviesan el más profundo bajón productivo de su historia, mientras que el Gobierno se apura en paralelo por empujar los 14 motores productivos, entre los cuales está el Motor Industria, que ha llevado al ministro de esa cartera, Miguel Pérez Abad, a recorrer en un par de oportunidades las empresas.
Ramón Espino, secretario general del Sindicato de Trabajadores de CVG Carbonorca (Sutracarbonorca), sostuvo que la parálisis de las empresas de Guayana contraría la activación del Motor Industria.
“No solo hay una contradicción, sino que en los momentos de oportunidad cuando pudimos reflotarlas no se hizo, y ahora con la crisis petrolera es que se intenta hacer. Estas empresas deben ser recuperadas, lo que falta es que esto arranque y no se quede en papeles y aplausos. Tenemos muchas oportunidades porque tenemos la infraestructura y las ganas de hacerlo”.
El dirigente sindical destacó que, de no tomar correctivos el Gobierno, se está al borde de una peligrosa situación que puede generar mayores paralizaciones, “además de la crisis financiera y administrativa que atraviesan”.
Con o sin agua en el embalse de Guri, desde donde se genera cerca del 60% de la energía hidroeléctrica que consume el país, el holding de empresas básicas de Guayana opera a menos de un cuarto de su capacidad instalada.
La productora de ánodos de carbón, Carbonorca, ha estado paralizada la mayor parte del 2016 por déficit de insumos como alquitrán y coque, de origen importado.
La empresa arrancó este jueves, pero estiman producirá por apenas cinco días, en vista de la insuficiencia de insumos, una detención que se replica mes a mes en el resto de las empresas tuteladas por la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), antes un baluarte del desarrollo socioeconómico regional.
Gerencia partidizada y con poca experticia acentuaron deterioro del sector eléctrico
Los expertos eléctricos, Natalio Valery y Carlos Arredondo, presentaron a la directiva de Fedecámaras Bolívar un diagnóstico sobre la situación del sector eléctrico en el país, que ha generado racionamientos y el riesgo de dejar sin servicio una parte de las turbinas de la central hidroeléctrica Simón Bolívar en Guri, de llegar la cota del embalse a 240 metros sobre el nivel del mar.
De acuerdo con los expertos, el sistema eléctrico nacional lleva más de 15 años en crisis, motivado a la corrupción, improvisación y el incumplimiento de los planes de mantenimiento, lo cual ha producido el deterioro de sus infraestructuras e instalaciones.
“Esta crisis se agudiza aún más, por la muy baja eficiencia en la gestión administrativa, operativa y comercial. Con una alta gerencia partidizada y con muy poca experticia (…) aunado al modelo organizativo centralista que este Gobierno impuso a través de la Ley Orgánica del Sistema y Servicio Eléctrico, que derogó la anterior Ley que establecía un modelo descentralizado”, explicaron, según reseña el gremio en un comunicado.
Destacaron que la rotación continua de personal, obsolescencia de equipos, falta de presupuesto, bajo mantenimiento, corrupción y falta de formación han agudizado el deterioro del sector, resaltando que el sistema de transmisión troncal se ha expandido muy poco desde 1998; “en los últimos 17 años solamente se han construido dos líneas de transmisión”.
En la exposición, informaron que los nuevos parlamentarios deben revisar el Plan de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional y su ejecutoria; la Ley Orgánica del Sistema y Servicio Eléctrico (modelo gestión centralizado); la Ley de Presupuesto 2016 en las distintas actividades del sector; las memorias y cuentas del Ministerio para la Energía Eléctrica y la Corporación Eléctrica Nacional, C.A. (Corpoelec) de los últimos cuatro años; los convenios internacionales en materia energética y los créditos para el financiamiento de las abras en el sector energético.
A su vez plantean la revisión -avances físicos y financieros- de los proyectos en el sector, que en el caso de Guayana se enfoca en Tocoma
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