CORREO DEL CARONÍ
Uno escucha los relatos que hacen unos y otros sobre las zancadillas, trampas y maniobras que se hacen entre ellos los distintos grupos del PSUV y da pena ajena. Si lo que los rangelistas dicen de los otros es verdad y si es cierto lo que los que se califican de “bases y control obrero” dicen del grupo que llaman “la derecha endógena”, entonces ninguno de ellos merece seguir gobernando ni a Sidor, ni a Guayana ni a Venezuela. No les interesa Sidor. La están destruyendo más aún de lo que las malas políticas del “comandante” ya han causado. Sólo piensan en el poder para ellos y en los “negocios”.
La verdad es que la improvisación con que Chávez trata los problemas de Guayana es triste. Nunca tiene tiempo ni interés en afrontar la ruina que su propio gobierno causó en la segunda empresa más importante del país. Y encima, toma decisiones sólo por sus conflictos de politiquería interna. Pasó 18 meses sin ocuparse de que la presidencia de la empresa tuviera “firma” al menos para comprar repuestos o contratar mantenimientos. Dejó a Sidor sin directiva 22 meses. Ahora destituye al presidente en medio de una guerra de zancadillas internas. Y designa a uno que nada sabe de siderúrgica, de manejo de empresas ni de cómo tratar los problemas de los trabajadores.
Cuanta falta de respeto con nuestra Sidor. Aún no publican oficialmente la medida. En Guayana nos enteramos porque Chávez llamó por teléfono a Jaua mientras éste se reunía con los voceros de los tercerizados y tras maltratarlos verbalmente, con injustos regaños, les anunció la destitución de D’Oliveira y el nombramiento de Gil Barrios. De allí se le dio la noticia a los periodistas. Ese trato irresponsable no es lo que necesita Sidor.
“El dedo” impone
y regaña a sus bases
Que feo el espectáculo de ayer en Carabobo. “Yo decidí que es Ameliach el candidato en Carabobo y aquí lo que importa es Chávez”, fue la respuesta que el candidato del continuismo le dio al evidente clamor de las bases psuvistas que en el mitin de ayer repudiaron al ex militar impuesto y pedían que el candidato fuese el alcalde chavista de Puerto Cabello, Luis Lacava. “Aquí no se trata de Lacava o Ameliach. Yo he dicho que es Ameliach. Y para los que gritan Lacava, mis respetos para el señor alcalde pero yo digo que el candidato es Ameliach. Ustedes verán que hacen”.
Ese es el que habla de “poder popular”, del “pueblo protagonista”. Impone a un casi forastero porque sí, porque él lo dice. Esas son las “primarias” del chavismo. Para que vean que lo que ocurre en el estado Bolívar no es casualidad. Ni es que “Chávez no sabe nada… lo engañaron” como ingenuamente algunos siguen diciendo. Quien tenga ojos que vea.