DIARIO EL IMPULSO (LARA)
Los apagones en el este de Barquisimeto no cesan. Los habitantes de la zona se quejan porque deben dejar de un lado las actividades en la casa por la falta del fluido eléctrico. Pero en el este también hay sectores populares en los cuales viven familias de clase media y de bajos recursos, quienes temen que los cortes de energía puedan ocasionar daños en sus artefactos eléctricos.
En las barriadas las amas de casa se quejan porque con los apagones el día se les desorganiza. “Yo tengo dos hijos pequeños y además de atender los quehaceres del hogar, debo estar pendiente de ellos, pero cuando se va la luz y el televisor se apaga se inquietan y a veces debo dejar de cocinar para estar detrás de ellos, porque empiezan a llorar y se salen de la vivienda para el patio. Temo que algo malo les pueda ocurrir”, comentó Gladis Meléndez, residente del sector Altos de Las Flores, que colinda con la Urbanización Santa Elena en la parroquia Santa Rosa.
La angustia de Gladis no solamente se limita a que sus electrodomésticos puedan presentar alguna falla, sino que cuando se interrumpe el suministro, los tres ventiladores que normalmente refrescan a sus dos hijos y toda la casa, dejan de funcionar, y el calor se apodera del lugar. “Los niños se me deshidratan y yo también; a veces dejo de hacer los oficios y acostarme con ellos, porque empiezan a sudar y no me gusta porque después se ponen débiles”.
Rosa Maldonado, residente del sector Las Casitas de Santa Rosa, comenta que tenía 25 años con una nevera, pero con el largo apagón que hubo la mañana del miércoles hubo un corto circuito y después no le prendió más.
“Cuando se fue la luz, la nevera echó un tiro y después se dañó. Ahora estamos mal, porque no tenemos agua fría. Tenemos que comprar hielo para tomar agua y los alimentos refrigerados tuve que llevarlos a la casa de una vecina, para que no se fueran a dañar; es muy incómodo, tendré que hacer sacrificio para comprar una nueva”.
Carlos Flores, vecino de La Lagunita, comentó que los apagones no sólo los deja en tinieblas, sino que a los pocos minutos de haberse ido la luz, se corta el agua. “Cada vez que se va la luz, falta el agua también, no sé por qué pasa eso, pero cuando ocurre un apagón quedamos sin agua también”.
Carla Arrieta, quien vive en Santa Elena, comentó que los apagones en esa urbanización han disminuido desde las elecciones, pero que aún se registran.
Denunció también que la Plaza Federico Carmona está en tinieblas desde hace varios meses y las autoridades no se dignan a instalar un nuevo alumbrado.
“Esta plaza que debería ser punto de encuentro para los vecinos de la urbanización y que serviría para que en la gente camine o trote allí en horas de la tarde-noche está en el olvido. ¿Cómo es posible que este lugar que sirve como área verde a todos los habitantes de Barquisimeto, esté en el olvido y se haya convertido en una guarida para delincuentes quienes se esconden allí para atracar a los desprevenidos que pasan por esas calles, en hora de la noche? En medio de un recorrido por la zona, en horas nocturnas se pudo corroborrar que hay ausencia total del alumbrado, que no se ve nada hacia la plaza, sólo sombras difusas, por la oscuridad.
Jaime Ocanto comentó que los múltiples huecos que hay en la zona, la deficiencia del alumbrado y la falta de resguardo policial han hecho de Santa Elena una zona atractiva para atracadores quienes aprovechan que los conductores deben movilizarse a baja velocidad para interceptarlos, robarlos y luego desaparecer con la oscuridad de la noche.
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