Ferrominera: Una lección de coraje y dignidad (Soplan más fuerte los vientos de cambio)

CORREO DEL CARONÍ

PÚBLICO & CONFIDENCIAL/Damián Prat C.

Esos 2.600 o 2.700 votos logrados en las elecciones de Sintraferrominera en favor de la plancha de la Unidad encabezada por Rubén González, pero donde pesa y aportan muchos otros luchadores, valen el doble o el triple, porque fueron emitidos venciendo todas las amenazas, los atropellos, superando todos los obstáculos. No vencieron a otra plancha, sino al poder hegemónico y arrogante de un gobierno antiobrero que usó todos los recursos, las presiones y los abusos para tratar de ponerlos de rodillas.

¿O acaso es poca cosa lo que hizo el gobierno y sus agentes en la empresa y la región, de haber encarcelado al propio Rubén por 17 meses y encima mantenerle abierto el juicio? Abusos hemos visto muchos en la historia laboral de Guayana, durante 50 años, pero ese -junto a la prisión por 4 años de Carlos Chancellor y la de William Saud- es el peor. A Rubén no lo doblegaron, pero si esperaban que los trabajadores se volvieran sumisos por miedo, no lo lograron.

Todavía están 7 trabajadores encadenados por su injusto despido pese a sus más de 20 años de servicio de cada uno en FMO. Más de dos meses allí ante la indiferencia y el desdén de un gobierno y sus instituciones que dicen ser “socialistas”. En su infinita soberbia los ignoran. El nuevo gobierno, después del 7 de octubre, hará justicia con ellos y sus familias. Y nadie será atropellado en ese hacer justicia. No será el sectarismo de Chávez al revés.

Los delegados de prevención saben cuanto fueron atropellados ellos también aunque su labor era indispensable en salvaguardar la integridad física del trabajador. El gobierno del falso humanismo al desnudo. Los gerentes y personal supervisorio a quienes se les ha exigido que presionen indignamente a sus supervisados, sometiéndolos a un rol. Y las víctimas de la violencia.

En fin. Son demasiados los casos. Decían que iban a ganar por 800 o por mil votos de ventaja y ya vimos. Al contrario. Sólo les faltó traer a Schemel para que dijera que había hecho encuestas. Cerraron la campaña el patrono gobernador y el patrono presidente de la empresa creyendo que impondrían con su presencia. Fallaron. Tampoco sirvió el engaño de ofrecer las mismas casas que habían prometido en 2007 y jamás construyeron. Ni mantener la férrea censura del canal 8 y otros medios en contra de sus reclamos y luchas.

Soplan con más fuerza cada día los vientos de cambio. El 7 de octubre se ve como la luz al final del túnel. El cambio que vendrá para recuperar la productividad de la gran Ferrominera con la participación de los ferromineros. Nunca más será una empresa arruinada. Garantizando los derechos del trabajador, su contrato colectivo, la seguridad industrial y la libertad sindical, todo para que la familia pueda progresar. Nada de “igualdad por abajo” empobreciendo al trabajador.

Hay un camino para el Progreso. El gesto de coraje y dignidad de los ferromineros nos da más fuerza al resto de los venezolanos. Igual que el coraje de los trabajadores de Carbonorca que defendieron su empresa y sus derechos sindicales contra todo el peso del estado y el gobierno que pretendía doblegarlos. Los de Tavsa. Y antes el de los alcasianos e incluso de la gente de Bauxilum y Venalum a quienes vencieron electoralmente con trucos pero que allí están, luchando. Ninguno está solo. Todos están para ayudarse y complementarse.

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