DIARIO EL TIEMPO (ANZOATEGUI)
La principal amenaza para los habitantes del sector, es un poste eléctrico que está frente a la casa de la familia Rodríguez Carreño.
Puerto La Cruz.- En 1978, el candidato adeco Luis Piñerúa Ordaz participó en las elecciones presidenciales. No ganó, pero todavía hay personas que recuerdan el eslogande una millonaria campaña política que quedó en la memoria de muchos venezolanos: “Piñerúa, correcto”. En el sector Las Charas, hay un barrio que fue bautizado con el apellido de este político de la tolda blanca, pero la comunidad Piñerúa, ubicada en la zona alta de Puerto La Cruz, está muy lejos de tener todo “correcto”.
Las necesidades sobran y no hay respuesta para las calamidades. La principal amenaza para los habitantes del sector, es un poste eléctrico que está frente a la casa de la familia Rodríguez Carreño. El tubo que sostiene cuadro guayas, está a punto de caer en la calle Ayacucho y a pesar de que los vecinos notificaron a Corpoelec y a la Alcaldía de Sotillo sobre el riesgo, la situación sigue igual.
Una vecina comenta:“El jueves pasado había una tormenta y pensé que el poste se iba a caer, porque con la ventolera se balanceaba de un lado a otro. La base tiene más de un año oxidada y no creo que resista mucho tiempo. No funciona y esto se pone más oscuro que un negro sin diente”. Es literal.
La señora Ramona Rondón dijo que tiene “una mara y un canasto” en el barrio Piñerúa, que los resume en 30 años. Se quejó de que los proyectos de electrificación nunca avanzaron y por eso no hay alumbrado público en las vías. “Esto es muy oscuro, de bromita y se medio ve la calle para caminar. También hace falta unos transformadores, porque el suministro eléctrico es deficiente y se nos dañan las neveras y los ventiladores”, manifestó Ramona antes de continuar su camino hacia el mercado de Puerto La Cruz.
Cada semana, sin agua
Nadie sabe la razón, pero en una parte de la comunidad, el agua llega cada ocho días. Para colmo, a algunos residentes les llegaron facturas de Hidrocaribe por el orden de los 1.400 bolívares, por concepto de morosidad en el pago del servicio. “Son unos bárbaros”, se quejó José Luis Martínez, con un recibo en la mano.
En riesgo
Los planes para colocar un muro de contención en la calle El Mirador y otras zonas, se quedaron a medias y en consecuencia, la residencia de la señora Yumaira Sifontes sufrió los estragos de la lluvia del jueves. “Eran las 4 de la tarde cuando escuché un ruido muy fuerte que provenía del lavandero y cuando me asomé, vi que parte del cerro derrumbó las paredes y el techo. Todo estaba bajo tierra y una corriente de agua atravesó mi casa. Tuve que llevar a mis dos hijos a la casa de una amiga para ponerlos a salvo. Necesitamos ayuda para reparar los daños”, señaló Sifontes, parada en el piso con rastros de barro.
Su vecina Lourdes Rodríguez, quien reside en la calle Sucre, vive en un rancho de madera que compró hace 10 años por Bs. 5 millones de los viejos. “Cada vez que llueve, pasa un río por el callejón. A mí me da mucho miedo porque mi casa no es de bloque y ahí vivimos siete personas. El consejo comunal dijo que se iban a construir unas viviendas para los más necesitados, pero no dieron detalles sobre el inicio de la obra y la cantidad de casas. A la comunidad le hace falta que le metan la mano”, manifestó Rodríguez.
Todas las semanas, los residentes del barrio Piñerúa deben caminar varias cuadras hasta la entrada del sector para colocar la basura en la vía principal. El ritual es obligatorio y lo practican desde hace más de un año, tiempo en que el servicio de aseo urbano dejó de visitarlos debido a que las empinadas vías continúan deterioradas al igual que el resto de los servicios públicos.
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